La banca se enfrenta a más de 100 suspensiones de pagos desde 2008
Las empresas del ladrillo protagonizaron los mayores impagos
Hasta 110 concursos de acreedores tienen en vilo a los departamentos jurídicos y de riesgos de bancos y cajas gallegos. Pueden suponer deudas de unos cuantos miles de euros o agujeros multimillonarios, pero lo cierto es que todas las entidades han financiado negocios afectados por la crisis. Por lo menos, desde la entrada en vigor de la Ley Concursal en septiembre de 2004, las insolvencias se gestionan intentando dar continuidad al negocio y, teóricamente, los empresarios no pueden desaparecer dejando en el aire sus pasivos. La norma apostó por los acuerdos entre los acreedores, lo que en muchos casos acaba facilitando, al menos, que se cobre parte de lo que la empresa adeuda.
Las entidades están obligadas a provisionar parte de la deuda
La Ley Concursal permite a veces recuperar parte del capital prestado
El Registro Mercantil contabiliza, desde 2008, medio centenar de empresas en concurso de acreedores deudoras del Banco Pastor. Hay de todo, desde pequeñas inmobiliarias hasta pymes en liquidación o algunas donde la única salida que tuvo la entidad fue comprar parte del activo para recuperar el dinero. Por sectores, el abanico es variado: desde pequeños negocios de fertilizantes o frutas hasta medianas industrias y, cómo no, constructoras.
Los datos oficiales vinculan a Caixanova con siete suspensiones de pagos en los últimos dos años. La primera de la lista está en Marbella: fue una cadena de panaderías que en 2006 facturaba más de cuatro millones de euros. Ahora está en proceso de liquidación. En abril de 2008 entró en concurso Cedonosa, que con una planta de producción de gres en Catoira fue engullida por la crisis pese a que llevaba más de 50 años en el sector.
Aunque el concurso más famoso en el que se vio envuelta la caja de Vigo fue el del Real Club Celta, que por fortuna logró poner orden y levantar la suspensión de pagos. Tras meses de tira y afloja con el presidente, Carlos Mouriño, la caja aceptó una quita de unos ocho millones de euros sobre una deuda de 23, y logró convertir en acciones 5,5 millones. Sin el apoyo de la caja el club probablemente se habría visto abocado a la liquidación.
La última crisis empresarial que ha pillado a Caixanova como financiadora es la del presidente de la Cámara de Comercio de Pontevedra, Ricardo Mirón. Su empresa, Constructora Casas Novas, ha tenido que renunciar a las obras en las que estaba porque ha decidido echar a sus 51 trabajadores.
Caixa Galicia se encontró el 16 de mayo de 2008 con nueve concursos del grupo Urazca, que atrapó a otras 16 entidades financieras con una deuda de 246 millones. La caja gallega tuvo que gestionar un agujero de 42 millones. Después vendría otra suspensión en bloque: la del grupo inmobiliario Drac, del empresario mallorquín Vicente Grande, que por cierto también afectó al Pastor. El pasivo que declararon las empresas del que fue presidente del Real Mallorca llegó a los 600 millones de euros. En total, hasta 40 concursos afectaron en mayor o menor medida a la caja con sede en A Coruña.
En el caso del Banco Gallego, filial de Caixanova, fueron al menos once procesos los que afectan a sus cuentas desde 2008 y hasta el pasado enero. La entidad mejor parada fue la más pequeña: el Banco Echeverría, de Caixa Galicia, se enfrentó a tres suspensiones.
En la mayoría de los casos, las entidades están obligadas a provisionar parte de la deuda una vez presentado el concurso. Habitualmente, bancos y cajas no suelen dar cuenta del riesgo contraído con empresas en suspensión de pagos, al menos en las de menor cuantía. Pero si alguna suspensión de pagos ejerció de denominador común en la crisis y atrapó a las entidades gallegas, esa fue la de Martinsa-Fadesa. Sus vinculaciones a Galicia fueron determinantes en la implicación de la banca autóctona. La inmobiliaria, que suspendió pagos en julio de 2008, tiene como acreedores a Caixanova, con un pasivo reconocido de 84 millones de euros, y a Caixa Galicia, con 296 millones de euros, según la lista que maneja el Juzgado de lo Mercantil número 1 de A Coruña.
Inicialmente, cuando suspendió pagos, las deudas que tenía la inmobiliaria con la caja dirigida por José Luis Méndez ascendían a 325 millones, rebajados luego con la compra de determinados activos, entre ellos suelo y promociones, sobre los cuales Martinsa-Fadesa tenía constituidas hipotecas en garantía de créditos. El Banco Pastor es una de las entidades gallegas menos comprometidas en la crisis de la inmobiliaria presidida por Fernando Martín, con un pasivo reconocido de 54 millones.
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