El riesgo de maremoto fuerza la evacuación de cientos de miles de personas en Japón

Muchos japoneses se acostaron el sábado sin saber que un terremoto de magnitud 8,8 en la escala de Richter había devastado Chile. Sin embargo, al despertarse el domingo por la mañana se toparon con el mayor despliegue de alerta por maremoto registrado en el país en los últimos 17 años. Un dispositivo que ha supuesto la evacuación de al menos 520.000 personas, así como el corte parcial de autopistas y vías férreas en las costas occidentales. Sin embargo, hasta bien entrada la noche de ayer las mayores olas registradas no superaron el metro y medio, y sólo algunos puertos del norte del país resultaron parcialmente anegados durante la tarde. En ningún caso ha habido víctimas mortales o heridos, y la Agencia Meteorológica de Japón rebajó la alerta a nivel moderado a las 19.00 de ayer, hora local.

Poco después de que el Centro de Alerta de Maremotos en el Pacífico (PTWC, siglas de su denominación en inglés) de Hawai diera la alarma el sábado por la tarde, el primer ministro, Yukio Hatoyama, convocó un gabinete de crisis en su residencia para evaluar la situación y coordinar las evacuaciones. Durante todo el domingo y desde primera hora de la mañana las cadenas de radio y televisión han incitado ininterrumpidamente a todos aquellos que viven cerca de costas y ríos a desplazarse a zonas más altas.

En el resto de países del Pacífico la situación ha sido similar. El PTWC levantó ayer la alerta que afectaba a 53 naciones y territorios, aunque otros Gobiernos además del japonés han decidido mantener un nivel de alerta moderado. Es el caso de Filipinas, que realizó evacuaciones preventivas el domingo en zonas de Luzón y Mindanao y hasta el lunes mantendrá la alerta de nivel dos.

Nueva Zelanda, que registró algunas olas en torno a los dos metros de altura que no produjeron daño alguno, mantendrá el nivel de alerta mínimo también hasta el lunes. En Australia, donde las playas orientales del país estaban atestadas como cualquier otro domingo, el Gobierno ha decretado la normalidad. También en Rusia, donde se percibieron olas de 35 centímetros en la península de Kamtchatka.