Potenciar la educación
Se habla a menudo de la necesidad de potenciar la educación como forma de cambiar nuestro modelo económico. El pasado martes, en los Desayunos de TVE, el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, declaraba que había que diseñar un sistema educativo flexible y transversal que permitiese una formación continuada.
Sin embargo, frente a esta convicción, en Madrid, el IES Mariano José de Larra, va a ver cómo las autoridades educativas madrileñas suprimirán en los dos próximos cursos el turno de enseñanza vespertino-nocturno, dirigido a adultos que por motivos muy variados no pudieron cursar el Bachillerato en su momento.
Y ello pese a que es el único instituto que ofrece ese turno en todo el distrito de Latina; a pesar de que ha aumentado la matrícula con alumnos procedentes de otros centros que cerraron el año pasado; cuando muchos jóvenes en paro se percatan de la necesidad de ampliar su formación; cuando el objetivo de recortar gastos es mínimo porque prácticamente todos los profesores que impartimos clase en ese turno lo hacemos también por la mañana; cuando la ratio profesor-alumnos, coste que gustan de evaluar nuestros administradores, es muy favorable...
Todos estos hechos hacen que me pregunte: ¿de verdad les importa la educación? ¿Creen en la formación permanente y en el aula como ámbito de socialización? ¿Respetan la decisión y el esfuerzo de quienes, después de trabajar, vienen a intentar aprender y obtener un título que les permita mejorar personal y socialmente? ¿Creen en la escuela pública como servicio debido a los ciudadanos.
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