Soluciones
Un breve comentario sobre el artículo publicado el 16 de febrero en La Cuarta Página 2010, el año del 'crash', de Santiago Niño Becerra, en el que promociona su libro del mismo título.
A mí me ha recordado a uno que yo escribí en 1993 volviendo de mi vigesimoquinta reunión de la Harvard Business School. En la reunión se habló por primera vez de la globalización, que traía ganadores y perdedores. Yo concluí que España era uno de los países perdedores. En mi artículo catastrofista hablé de la nula posibilidad de cumplir los requisitos del Tratado de Maastricht, de nuestra tasa de desempleo superior entonces al 25%, de la próxima quiebra de nuestro sistema de pensiones, de la mediocridad de nuestras universidades, de nuestra baja productividad, de nuestros vecinos conflictivos del sur del Mediterráneo....
La noche en que EL PAÍS publicó mi artículo tuve la suerte de cenar con el Jefe del Estado, que al verme me dio un golpe fuerte en el antebrazo y me ofreció una lección inolvidable. "¡Chico!", me dijo, "¡qué bueno eres trayendo de Harvard problemas! ¿Qué tal si te vuelves a Harvard y vuelves con soluciones?"
Seguí la sugerencia y en 1996 publiqué un libro proponiendo soluciones; desde entonces me parece que esa es una actitud esencial ante la vida, entre otras cosas porque si todos creyéramos en el fatalismo, las profecías negras se verían autocumplidas.
El crash de 2010 es, como el mío de entonces, un artículo catastrofista que no sólo no aporta soluciones ni esperanzas sino que ominosamente acaba afirmando que "lo peor está por llegar". Además de que sus conclusiones son muy discutibles, sería de agradecer que en lugar de esparcir desolación tratara de ser más constructivo.
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