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La mafia entró en los negocios de Berlusconi, según un testigo

Massimo Ciancimino, hijo del ex alcalde mafioso de Palermo Vito Ciancimino, declaró ayer en la sala búnker de la cárcel de Palermo ante los jueces que investigan la negociación entre los servicios secretos y la mafia siciliana a principios de los años noventa. Ciancimino aseguró que su padre y otros capos de la Cosa Nostra invirtieron en Milano 2, el proyecto inmobiliario con el que un joven Silvio Berlusconi empezó su triunfal carrera en los años setenta. "Mi padre tenía negocios con mafiosos de gran capacidad empresarial, como Salvatore y Antonino Buscemi y Franco Bonura", declaró. "Juntos invirtieron dinero en un gran proyecto en la periferia de Milán que luego se conoció como Milano 2".

El hijo del democristiano corleonés, aliado político de Cosa Nostra, explicó que obtuvo la información directamente de su padre (fue su secretario personal durante años) y a través de la lectura de los documentos que el político depositó en diversas cajas fuertes antes de morir en 2002. La Fiscalía de Palermo ha aportado al sumario esa documentación.

Desmentido oficial

Niccolò Ghedini, abogado de Berlusconi y parlamentario del Pueblo de la Libertad, ha emitido una nota en la que afirma que las declaraciones de Ciancimino son "del todo carentes de fundamento y de lógica" y anuncia una querella por difamación. "Todo el dinero empleado en el proyecto provenía de un origen absolutamente lícito", subraya Ghedini.

Ciancimino es el testigo clave del proceso abierto contra dos ex jefes de los servicios secretos, el general Mario Mori y el coronel Mauro Obinu, acusados de no haber detenido al capo siciliano Bernardo Provenzano el 31 de octubre de 1995.

Según Ciancimino, Provenzano no fue arrestado y siguió libre hasta 2006 porque estaba protegido por el acuerdo alcanzado entre la mafia y el Estado en el que había mediado su padre. El testigo contó que él mismo entregaba los pizzini (mensajes en papelitos) que se intercambiaban su padre y Provenzano, y que el capo visitó numerosas veces su casa romana cuando su padre se hallaba en arresto domiciliario, entre 1999 y 2002.

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Según Ciancimino, la negociación entre el Estado y Cosa Nostra se prolongó desde mayo de 1992 (fecha del asesinato del juez Falcone) a enero de 1993, poco después de la captura de Totò Riina. El acuerdo preveía el fin de la ola de atentados a cambio de beneficios para los capos.

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