A paso de tortuga

Por la misma obviedad de que es mejor lo bueno que lo malo, es peor salir de la recesión a paso de tortuga que a la velocidad de la liebre. El argumento viene a cuento de la situación prevista para España por el último informe revisado del Fondo Monetario Internacional (FMI), hecho público ayer. No se trata de un concurso atlético, sino de un asunto sustancial para el futuro inmediato. La velocidad (e intensidad) de la recuperación acarrea efectos internos importantes, porque de ella depende la posibilidad de atajar el crecimiento del paro. Y también exteriores: quien reendereza antes su economía, la coloca en mejor posición relativa dentro de un mercado cada día más global y más competitivo.

Éste es el desafío político implícito en las previsiones de invierno del FMI. Las nuevas estimaciones ratifican las anteriores: España será la única entre las grandes economías que cierre el ejercicio de 2010 en negativo. Magro consuelo es que, según los expertos del organismo, la economía española habrá mejorado en dos décimas respecto a su pronóstico de octubre para 2009, situándose en un 3,6% negativo, finalmente el mismo cálculo del Gobierno. Esto es así porque el otro de los grandes rezagados, Reino Unido, acaba de anunciar su salida de la recesión, aunque sea muy débilmente.

España queda así en la compañía nada prometedora de farolillos rojos como Grecia, Estonia, Chipre, Hungría y Rumania. Y mientras las previsiones para nuestro país en 2010 (contracción del 0,6%) mejoran en una décima las de octubre, este ralo alivio contrasta con la muy superior mejora profetizada para el conjunto de los países vecinos, los de la zona euro, que crecerán este año un 1%, siete décimas más que en la anterior proyección del organismo multinacional.

Para la economía mundial, el Fondo estima que 2010 registrará un notable crecimiento del 4% (frente a la caída del 0,8% en 2009), gracias al empuje de los países emergentes, que compensarán la renqueante recuperación de los más desarrollados. Razón por la que reiteran la instrucción de mantener estímulos fiscales. Hacerlo, al mismo tiempo que se propicia el retorno a la ortodoxia presupuestaria, es la cuadratura del círculo que se pide a Gobiernos como el español. Algo sólo conseguible si se aceleran las reformas previstas y no se quedan en meros retoques cosméticos.