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Un conflicto laboral bloquea el reparto de cerveza en Bélgica

Andreu Missé

La crisis también ha tocado la cerveza, la bebida alcohólica más popular en Bélgica. Desde hace una semana los empleados de Anheuser-Busch Inbev, que controla el 57% de la producción belga, han bloqueado las factorías de Jupille, Lovaina y Hoegaarden, impidiendo la salida de los camiones. Las reservas de las famosas marcas Jupiter, Stella y Leffe tienen los días contados en varias cadenas de supermercados belgas.

En Carrefour y Delhaize, temen que se agoten a principios de esta semana si no se reanuda el suministro. No es para dramatizar, pero el asunto que empezó con un conflicto laboral con fuerte repercusión en el consumo, empieza a convertirse en una cuestión de primera magnitud, en un país con gran pasión por repolitizar cualquier debate social.

El conflicto se desató por la propuesta de Anheuser-Busch Inbev, el mayor grupo cervecero del mundo, de eliminar 263 puestos de trabajo, es decir, un 10% de los 2.700 que emplea en Bélgica. El pretexto fue una caída del consumo atribuida a la crisis económica. Sin duda, la elevada tasa de desempleo, que alcanza el 20% en la región de Bruselas, habrá tenido su impacto. Pero en lo que va de año, el consumo de cerveza se ha reducido sólo el 1,9%.

Menor consumo

El conflicto parece por el momento enquistado, sin que exista un criterio uniforme entre los jueces. Un juez de Lieja ha rechazado poner multas a los trabajadores mientras que otro de Lovaina ha ordenado el fin del bloqueo. La ministra de empleo, Joëlle Milquet, ha considerado "inaceptable" ver a "una empresa que trata de despedir tan fácilmente a un número de personas a pesar de que obtiene beneficios". La realidad es que al margen de la crisis, el consumo de cerveza ha registrado un significativo descenso en la última década, desde los 99 a los 82 litros por habitante. La pasión por la cerveza estaba muy arraigada en un país, que consumía 169 litros en 1897 y 250 en el siglo XVIII.

Los amantes de la cerveza, sin embargo, no tienen motivo alguno para la inquietud. Todavía quedan más de un centenar de fabricantes, con casi un millar de marcas. El conflicto que padece el gran productor industrial Inbev, puede beneficiar a los fabricantes artesanales algunos tan conocidos como la Morte Subite o Delirium Tremens.

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