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Crónica:LA GUARDIA CIVIL MARÍA CONSUELO LÓPEZ | Catástrofe en Haití
Crónica
Texto informativo con interpretación

"Salté desde el segundo piso cuando se produjo el seísmo"

Una guardia civil que estaba en la sede de la ONU en Haití relata en un correo electrónico cómo salvó la vida

Jorge A. Rodríguez

"Se sigue buscando a mi amiga y compañera de la policía Rosa, que estaba conmigo cuando el edificio se vino abajo". María Consuelo López, guardia civil, se cruzó por última vez con Rosa Crespo Biel, subinspectora del Cuerpo Nacional de Policía, en las escaleras del hotel Christopher, sede de la misión de la ONU en Haití. La primera bajaba y la segunda, subía. Está desaparecida. La guardia civil salvó la vida al saltar por una ventana durante el seísmo y ha enviado un dramático correo electrónico a sus jefes en España, que ella titula "Noticias desde Puerto Príncipe", en el que relata que bajo los escombros de la sede de la Minustah aún se oían voces de auxilio. "Dios mío... Todavía hay gente con vida", clamaba. Ayer ya no se escuchaban voces.

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La agente relata cómo pudo salvar la vida mientras la tierra temblaba durante unos devastadores segundos: "Mi edificio, donde yo estaba trabajando en el momento del terremoto, de siete plantas, se vino abajo por completo. Yo pude saltar por una ventana desde la segunda planta, pero algunos de mis compañeros no han tenido la misma suerte". Entre 100 y 150 miembros de la ONU estaban en el hotel Christopher cuando se derrumbó y quedó reducido a un montón de escombros. A todos se les da por desaparecidos. Rosa Crespo Biel es una de ellos.

El ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, temía ayer por la vida de la subinspectora. "Estamos perdiendo la esperanza por momentos", confesó. El testimonio de la guardia civil se suma a otro de un coronel francés, quien también había visto a la agente española entrando en el edificio de la ONU minutos antes del terremoto. "Cada minuto que pasa sin noticias son malas noticias", añadió Rubalcaba.

María Consuelo López, encuadrada en el contingente de 40 guardias civiles y policías españoles destacados en Haití en misión de la ONU, describe a vuelapluma en su mensaje el horror en que se han convertido las calles de Puerto Príncipe: "Sólo os puedo decir que las imágenes no reflejan la realidad de lo que está ocurriendo; es aún mucho, mucho peor y triste que las imágenes que os están llegando. Hay miles de muertos, en las calles, bajo los escombros, y los heridos se cuentan por millares".

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Ella está herida, pero parece que sólo le preocupa que en España no se inquieten por ella. "Estoy bien, no preocuparos por mí, sólo tengo una fractura en un hombro, pero no se puede hacer nada por el momento, pero yo he tenido mucha suerte". Y lo dice a pesar de que ha perdido todo lo que tenía en Haití: "No ha quedado nada en pie... nada. Mi casa también se derrumbó, así que no tengo nada, sólo lo puesto... y lo más importante: la vida".

Ahora está durmiendo "en el campamento de Logbase" de Naciones Unidas y se siente afortunada porque, a pesar de tener un hombro fracturado tras la caída desde un segundo piso y carecer de ropa, al menos dispone de agua y comida. "En la calle, no tienen nada, ni comida ni agua... Se necesitan medicamentos y gente que pueda echar una mano, pero todo está muy complicado y es el caos... y la desesperación".

La guardia, pese a estar herida, no ha dudado en ayudar. "Yo sigo trabajando... haciendo lo que puedo desde mi puesto de trabajo, el centro de Operaciones Policiales", asegura María Consuelo. La Guardia Civil sigue trabajando para salvar vidas en Haití y, sobre todo, para reunir a los españoles y ponerlos a salvo. Fuentes del instituto armado explicaron ayer que el alférez Braulio Castellano ha sido nombrado ahora coordinador de ayuda humanitaria de la Minustah así como de la ayuda española que llega. Además, los agentes, con los tres vehículos de los que aún disponen, están acudiendo allí donde han sido localizados españoles para trasladarlos al campamento logístico de la ONU, donde pueden alojarlos y alimentarlos.

María Consuelo López confía en poder volverse a comunicar con España ("no sé cuándo podré conectarme a Internet"). Ella, como el resto de los agentes, dosifica las baterías de sus equipos de comunicación, especialmente de sus teléfonos por satélite, para mantenerse comunicados entre ellos y con España. En el primer día del desastre, prácticamente las agotaron para localizarse entre ellos.

Pese al desastre que la rodea, María Consuelo conserva un poco el humor: "No esperéis los regalitos que tenía para vosotros, ya que están bajo los escombros", les dice a los suyos, a los que dedica el final de un mensaje que acaba valeroso: "Os doy las gracias a todos, porque me habéis demostrado que sois mis amigos, que no estoy sola y que me queréis. Muchas gracias a todos. Nos vemos pronto. Besos. Lo mismo pienso de mi familia, que aunque siempre la tengo cerca, no paro de darle sustos... No me olvidéis. Aunque sigo teniendo miedo no me arrepiento de estar aquí. Chao".

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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