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Lo último en moda: saltarse la ley

Decenas de tiendas de ropa y calzado incumplen la normativa al abrir en Reyes

"Porque todos los días son iguales". Esta es la explicación que da el dependiente asiático de una tienda de ropa de la calle Provença cuando se le pregunta por qué abre el día de Reyes. "Yo abro siempre. Todos los días", insiste sonriente, mientras recoge la ropa del probador. Una frase que entraña todo un desafío a la regulación de horarios comerciales de Cataluña, que prohíbe tajantemente la apertura en domingos y fuera de los ocho festivos autorizados. Prevé multas de entre 60.000 y 600.000 euros.

No es el único que se atreve a retar a la Generalitat. Unos 50 metros más adelante, en otra tienda de ropa, la dueña también se ha apuntado al abierto por vacaciones. "Es que las ventas van mal, y necesito vender a los turistas", se justifica. La historia se repite en docenas de establecimientos.

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"No es razonable. Lo que se pueda obtener en un día como el de ayer no es gran cosa, no compensa, y supone romper con unas reglas de juego que hay que respetar", comentó al respecto Miquel Àngel Fraile, secretario general de la Confederación Catalana de Comercio.

Los establecimientos que ayer, día de Reyes, permanecieron abiertos se ubicaban en su mayoría en zonas céntricas de la ciudad, con afluencia de paseantes y, sobre todo, de turistas, como en el caso de las calles del Pi, Cucurulla y Cardenal Casañas, (cercanas a la plaza de Catalunya) o en los aledaños de la Sagrada Familia. La mayoría de las tiendas vendían ropa, zapatos o complementos. Algunas, teléfonos móviles y electrónica.

Sin embargo, la ley de horarios comerciales no contempla en la ciudad de Barcelona que los comercios de las zonas más turísticas estén exentos de cerrar en festivo. Sólo las tiendas que venden prensa, pan, pasteles, flores o carburante estaban ayer autorizadas a abrir sus puertas, así como determinadas pequeñas tiendas de alimentación.

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Los dependientes rebeldes insistían en que sí podían abrir. Algunos se atrevieron incluso a saltarse una segunda ley: colgaron en los escaparates el cartel de rebajas, algo totalmente prohibido hasta hoy 7 de enero. La Confederación Catalana de Comercio exigió más inspecciones por parte de la Generalitat.

"Los locutorios pueden abrir, así que yo también, porque vendo teléfonos", insistía erróneamente el dependiente de una tienda de móviles de la calle Sant Pau. "Además, si abro hoy pueden venir los que trabajan mañana", se justificó.

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