Gato por liebre

Gato por liebre sería una buena manera de definir la función que bajo el nombre Estrellas Rusas del Ballet se presentó en el teatro Victoria de Barcelona la noche del día 31. Tras la brillante actuación que nos brindaron hace una semana los alumnos del Bolshói Ballet Academy, el público esperaba con entusiasmo la actuación de estas estrellas rusas, ya que pensaba, por lo anunciado, que se encontraría con el mismo magnífico elenco que bajo este mismo nombre actuó en el Gran Teatro del Liceo el pasado agosto. Nada que ver. El único bailarín y auténtica estrella de la noche fue Farukh Rusimatov, que sí había actuado también en el Liceo y al igual que hizo entonces bailó el paso a dos de Bakthi (1968), la coreografía basada en un tema hindú de Béjart y, en solitario, la pieza Ashura, con música de compositores japoneses. A Rusimatov, un bailarín de gran fortaleza física y depurada técnica, le gustan las piezas de corte contemporáneo en las que impere la música de percusión y étnica.

El resto del espectáculo estaba formado por los pasos a dos de los más célebres ballets clásicos -desde El lago de los cisnes, a Las sílfides pasando por La Bayadere, Raimuna o Espartaco- que fueron interpretados con mejor o peor suerte. El elenco femenino, formado por bailarinas que rozaban la madurez, dominó en todo momento a los jóvenes que formaban el elenco masculino. A éstos les faltaba presencia escénica y aunque demostraron ser buenos portadores, su actuación fue atolondrada. El bello e intenso paso a dos de Espartaco, con música del armenio Aram Khachaturian y coreografía de Yuri Grigorovich, fue un auténtico desastre, ya que la pareja protagonista, Maria Allash y Vladímir Neporojniy, no supo estar a la altura.

Hay que destacar a los bailarines Elena Kuzmina y Yuri Ananyan por su convincente interpretación de Le Vide y Maldecidos de amor, y también a Lilia Massavarova, Aidar Akmetov y Aidar Akmetov en el Adagietto de Mahler con coreografía de Óscar Araiz. Pero fue una gran decepción que esta noche no bailara Iván Vasiliev, que sí lo hará a partir del 5 de enero. Pese a todo, la entrada del nuevo año con danza (el público pudo bailar un vals en el escenario) fue una buena opción.