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Crónica:EUROPA | La Cumbre de Copenhague
Crónica
Texto informativo con interpretación

Los pioneros salen amargados

Andreu Missé

Pocas veces ha habido en Europa tanta unanimidad en reconocer el fracaso de unas negociaciones. Los líderes europeos tradicionalmente partidarios de destacar siempre la parte medio llena del vaso no ocultaron ayer su decepción por la falta de acuerdos cifrados y vinculantes en la conferencia celebrada en Copenhague. Una reunión sobre la que Europa había puesto muchas de sus esperanzas durante los últimos tres años. José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, resumió en pocas palabras su reflexión al acabar la conferencia: "Este acuerdo es mejor que ningún acuerdo, pero está claramente por debajo de nuestro objetivos y no voy a ocultar mi decepción", dijo. Forzosamente conformado admitió, no obstante, que era "el primer paso de un proceso muy importante".

"Ha sido una alianza de viejos marxistas y republicanos negacionistas"
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La Unión Europea había ido a Copenhague con el compromiso unilateral de reducir las emisiones de CO2 en un 20% para 2020 respecto a 1990, pero con la oferta de aumentar la reducciones hasta el 30% "siempre que otros países desarrollados se comprometieran a reducciones de emisiones comparables". Nada de esto se ha logrado. Ningún objetivo vinculante ni para 2020 ni 2050.

El presidente de turno de la Unión, Fredrik Reinfeldt, tampoco ocultó su amargura por los resultados: "Hablemos sin rodeos", dijo, "me habría gustado más". "Esto no evitará la amenaza del cambio climático, pero es un primer paso". El presidente francés, Nicolas Sarkozy, que durante los últimos meses se había embarcado personalmente en la lucha contra el cambio climático con el propósito de lograr objetivos vinculantes, admitió su "decepción por la ausencia de un objetivo de reducción de las emisiones de gases efecto invernadero en un 50% para 2050, necesaria para limitar el aumento de la temperatura del planeta en dos grados".

Andrés Perelló, eurodiputado socialista y miembro de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, calificó la reunión de "fracaso por la falta de acuerdos vinculantes y de límites de reducción globales, después de tantos años de negociación, de tantos preparativos y esfuerzos y tanto dinero gastado". "Lo que hemos visto en Copenhague", precisó, "es una alianza entre los viejos marxistas (en referencia a los chinos) y los republicanos negacionistas de Estados Unidos". "Ambos", añadió, "sólo piensan en cómo se reparten las plusvalías de la actividad económica, pero ambos siguen en el pasado, pues cometen el error de pensar que los recursos del planeta son ilimitados".

Los Verdes europeos no se conforman con arremeter contra Estados Unidos y China como responsables del fracaso. Creen que tampoco Europa ha estado a la altura. Monica Frassoni y Philippe Lamberts, representantes del Partido Verde Europeo, coincidieron en señalar que "la Unión Europea ha perdido la oportunidad de jugar un papel más positivo en el resultado de la conferencia o al menos no ha intentado todo lo que podía". Su crítica principal se refiere a "la incapacidad de la UE de actuar como un bloque fuerte y unido y haber perdido demasiado tiempo y energía en discusiones internas".

Cuando aún están vivas las voces del fracaso, ya empiezan, sin embargo, a oírse llamamientos para que la UE no renuncie a su liderazgo y empiece a preparar la transformación del texto del acuerdo de Copenhague en un tratado en la reunión de Bonn dentro de seis meses. Con este objetivo y con vistas a la cumbre de diciembre de México, Perelló estima que la UE debería considerar ya "una reducción de las emisiones del 30% en lugar del 20% de manera unilateral para mantener el liderazgo de la Unión". Y añade que corresponderá al presidente José Luis Rodríguez Zapatero encauzar de nuevo las negociaciones durante la presidencia española, en los próximos seis meses, para preparar la reunión de México.

La otra cara del fracaso de la reunión ha sido la falta de compromisos concretos y detallados de las ayudas que ofrecen los países ricos a los países en desarrollo para ayudarles a mitigar los efectos y adaptarse al cambio climático. Rashed Titumir, experto en clima de ActionAid, que agrupa ONG de 40 países, lamentó que el "texto aprobado sólo contenía una vaga aspiración que proporciona unos 100.000 millones de dólares anuales para 2020, sin precisar cuánto era dinero público de los países ricos".

La UE acordó en la pasada cumbre del 10 y 11 de diciembre su disposición a contribuir con 2.400 millones de euros anuales para el periodo de 2010 a 2012 para remediar los aspectos más perjudiciales del cambio climático como la deforestación.

Sobre el impacto de esta amenaza en los países pobres, Nnimmo Bassey, que preside Amigos de la Tierra, advirtió de que "con el retraso de las acciones los países ricos han condenado a millones de pobres de todo el mundo a pasar hambre".

Nicolas Sarkozy, el viernes pasado, en la Cumbre del Clima.
Nicolas Sarkozy, el viernes pasado, en la Cumbre del Clima.EFE

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