"Por fin nos elevan a categoría de arte, el público ya lo había hecho"
Joan Manuel Serrat consigue el primer Premio Nacional de Músicas Actuales
Se bajó del tren ayer en la estación de Sants, de Barcelona. Llegaba de Madrid y cuando se subía al taxi, sonó el teléfono: Joan Manuel Serrat, de 66 años, de profesión cantautor, natural de Barcelona, según obraba ayer en el registro civil de los reconocimientos oficiales, se convertía en ese preciso momento en el primer premio Nacional de Músicas Actuales.
Nunca es tarde para ciertas justicias estéticas. Ya se sabe que la Administración y la generosidad en España son cosas lentas. Pero ayer, el gran referente de la canción española de las tres últimas generaciones, con más de 40 años de carrera, carretera, guitarra y verso, tenía algo importante que celebrar: "Éste es un reconocimiento personal y coral. Me alegro mucho por mí, pero también por todo lo que representa esto para la profesión".
Brindis con Sabina
Además de eso, le caen 30.000 euros de propina. Buenos argumentos para que el músico se largara a brindar anoche con su amigo Joaquín Sabina, que andaba por Cataluña de gira con su nuevo trabajo, Vinagre y rosas, y que el pasado martes, en su concierto madrileño, aseguró que cuando se separaron después de la gira conjunta Dos pájaros de un tiro, él se quedó viéndolas venir en cuestiones de creatividad: "Las musas se habían quedado follando con Serrat", confesó el de Úbeda. Su amigo catalán le excusaba: "Ya sabéis que es un lastimero, fundamenta su éxito en dar pena. Esta noche me largo con él, aunque no os creáis que aguanta tanto como dice".
Pero ese romance entre Serrat y las caprichosas custodias de la inspiración, es conocido y envidiado hace ya mucho tiempo en toda la profesión. Este don Juan seductor de todas aquellas pieles que se encargan de recubrir una canción, inauguraba con el reconocimiento una lista de premios que hacía falta. "Por fin nos elevan a categoría de arte", comentaba, "algo que el público y la gente ya había hecho con creces".
Serrat aprovechó el acontecimiento para recordar a sus referentes, a sus maestros: "A los franceses, a los latinoamericanos, a Rafael de León, los tengo cada día presentes; como sigo escribiendo me hacen todavía mucha falta". Como ahora, con Miguel Hernández, en cuyo proyecto trabaja casi a contrarreloj para tenerlo a punto en dos meses. Su nuevo disco con otros 13 poemas musicados aparecerá a mitad de febrero y se titulará Hijo de la luz y de la sombra. Después, la gira. "Ya lo estoy mezclando. Me encuentro muy ilusionado con este trabajo. Es importante darle otra vuelta de tuerca a este poeta. A mi modo de ver, ni siquiera en España todavía tiene la proyección que se merece".
Pero, sobre todo, lo que tenía Serrat ayer atravesado entre la cabeza y la emoción era la dignidad de un oficio, el de músico, el de cantautor, que, según los de su gremio, puede correr un futuro incierto si no se le protege de alguna manera. No resultará quizás tan negro como lo ven algunos, pero sigue siendo preocupante. "Como decía Miguel de Molina, el futuro es muy negro trabajando en el carbón". Menos mal que también existen otras cosas más llevaderas: "Nuestro oficio es sobre todo placer, aunque tenga sus etapas de dolor. Poder ganarse la vida haciendo lo que nos gusta es todo un privilegio".
Desde las cimas sesenteras de la nova cançó hasta este galardón ha llovido mucho. Pero Serrat no ha querido bajarse de los escenarios ni abandonar los pentagramas. Retirada es su única palabra tabú. "Trabajar generosamente, sentirme todavía creativo es lo que más aprecio en esta etapa", comenta el artista. De lo poco que se ha permitido como vicio fuera de la canción es hacer vino en su bodega Mas Perinet, del Priorato. En eso ha sido previsor. Con algo tiene que brindar por la lluvia de títulos que le está regalando su Barça estos años...
El jurado estuvo presidido por el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Félix Palomero, y compuesto por Rosa León Conde, Lara López, David Novaes, Montserrat Portús, Silvia Grijalba y Alejo Stivel. Entre otras cosas, destacaron "su incuestionable talento y trayectoria y su influencia en el imaginario popular, que ha trascendido generaciones".
Babelia
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