Sant Andreu, albergue de emergencia
El Consistorio sustituye el polideportivo de la Mar Bella por un local en Congrés para acoger a los 'sin techo' cuando las temperaturas bajen a cero grados
Sant Andreu tiene listo el nuevo albergue de emergencia para cuando las temperaturas lleguen a cero grados en Barcelona, que es el momento en el que el Ayuntamiento organiza lasoperaciones de emergencia. El albergue tiene capacidad para un centenar de personas y sustituirá al que se solía habilitar para los sin techo en el polideportivo de la Mar Bella, ahora desechado por resultar demasiado frío. El nuevo equipamiento se ha habilitado en lo que fue un casal en la calle de las Acàcies, en el barrio del Congrés, y será albergue de forma provisional, ya que está prevista la ampliación de un instituto de enseñanza secundaria en la misma manzana.
La ciudad tiene 17 albergues -entre públicos y de entidades sociales- con capacidad para 728 personas. De acuerdo con el último estudio realizado, en Barcelona hay aproximadamente entre 800 y 900 sin techo. Responsables del área social del Ayuntamiento consideran que el centenar de plazas de Sant Andreu, además del refuerzo del resto de los albergues, debería ser suficiente para atender a este colectivo.
Barcelona advierte un 'efecto llamada' en los centros de atención social
Las personas en situación de exclusión -en muchos casos de forma cronificada -suelen ser usuarios de otros servicios de atención social, especialmente los de higiene, comedores y centros de día. Estos últimos son a menudo el único espacio de socialización. "Vengo cuando abren, hablo un rato con los demás, echo la partida de dominó. Ceno y me puedo asear y hacer la colada", dice Jordi, de 51 años. Es usuario de un centro de día que gestiona Cáritas en Badalona junto con otra entidad y que ofrece atención a las personas en situación de exclusión en esa ciudad ante la ausencia de servicios municipales que lo hagan. Jordi tiene un problema con la bebida, como otros que frecuentan ese centro. Era tornero, se quedó sin trabajo y ahora percibe la renta mínima de inserción.Como Jordi, una veintena más de usuarios pasan la tarde en el centro. Cenan caliente y se llevan un bocadillo para desayunar. A las ocho de la tarde, todos se van a la calle. Muchos duermen en cajeros, otros en casas okupadas, los menos tienen una habitación. Jordi emprende la caminata a la montaña de la Conreria, donde se construyó él mismo una casita. Al día siguiente, vuelve. "Es importante porque aquí tienen un espacio para relacionarse con los demás. A veces, es el único, sobre todo en caso de llevar años en la calle", explica Paula, la responsable del centro. La queja de muchos usuarios es la misma: la falta de atención de la Administración. "El año pasado, cuando hubo aquellos días de frío, pasaba la policía municipal para recogernos por la calle y pretendían llevarnos a los calabozos como sitio de refugio", protesta Toni, otro usuario del centro de Cáritas. Allí hay 20 plazas. "No son suficientes y, además, es un centro de día. Hay otros problemas, como la falta de comedores públicos. A veces, les decimos que vayan a Barcelona porque tienen más recursos", reconoce Paula. Esa movilidad de las personas en situación de exclusión se ha comprobado en la red de atención social de Barcelona. No están contabilizadas, pero hay personas que vienen de otras poblaciones del área metropolitana. También en esa materia se produce cierto efecto llamada.
El caso es que los servicios municipales de Barcelona no dan abasto. Pasa con los albergues y, más concretamente, con las necesidades de alimentación.
Cada día en Barcelona el Banco de Alimentos distribuye comida a 80.000 personas, los comedores sociales municipales sirven a 1.035 personas más, hay otros 1.000 usuarios del programa municipal Àpats en Companyia -dirigido a personas de la tercera edad que están solas- y una quincena de entidades sociales también proporcionan comida, cena o un bocadillo.
Los recursos, sin embargo, no alcanzan a toda la demanda. "Se ha producido un incremento extraordinario de peticiones de ayuda en un año en el que el paro se ha duplicado en Barcelona", explicaba ayer Ricard Gomà, edil de Servicios Sociales en una comisión municipal.
En 2008, los comedores municipales sirvieron casi 340.000 comidas y para este año se calcula un incremento del 10%, progresión que irá a más en 2010. Tanto es así que el Consistorio se ha propuesto duplicar los recursos para llegar a distribuir 3.000 comidas al día, entre los comedores públicos y el programa Àpats en Companyia.
También se quiere incrementar la dotación del Banco de Alimentos, que este año ha aumentado su red cerca del 30% tras firmar convenios con 145 empresas de Mercabarna y 4 mercados municipales.
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