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Reportaje:

El misterio de los 'picassos tuneados'

Trece dibujos desconocidos del pintor, inspirados en Góngora, se exhiben en la Residencia de Estudiantes en una exposición sobre la generación del 27

Jesús Ruiz Mantilla

La copia, el pirateo, la profanación de una obra de arte, la suelen pagar con creces los grandes genios. Pero hay algunos del otro lado que también las han armado pardas con creaciones ajenas. ¿Propiedad intelectual? ¿Derechos de autor? Que se lo pregunten a Ignacio González de la Serna, un pintor no muy conocido de principios del siglo XX, víctima de la depredación artística de Pablo Picasso.

El crimen tuvo un inspirador: Luis de Góngora. Y el cuerpo del delito se expone a partir de hoy en la Residencia de Estudiantes. Son 13 retratos que el pintor malagueño incluyó de mala manera en un ejemplar único de un libro ilustrado por González de la Serna. Arrancó los de dicho artista para incluir los suyos y los esbozos le sirvieron de germen para el homenaje que Picasso hizo al poeta cordobés en 1948.

Las obras estaban dentro de un libro que perteneció a Dora Maar
Hay un retrato del poeta inspirado en el que en su día le hizo Velázquez

El detective Andrés Soria, comisario de la exposición La generación del 27. ¿Aquel momento ya es una leyenda?, ha descubierto el entuerto. Por sorpresa. Porque hasta el momento, estos 13 dibujos, junto a cinco piezas más, permanecían en la Biblioteca Nacional sin haberse expuesto al público. Desde hoy, pueden verse en la muestra -organizada por la Sociedad Española de Conmemoraciones Culturales, la Junta de Andalucía y la Residencia- que cuenta el bullicio creativo armado a finales de los años veinte en torno a la generación poética.

La historia salpica puro misterio e interrogantes. Pero Soria lo define de forma muy sencilla: "Es un picasso tuneado". ¿Cómo así? Cuando este catedrático de Literatura de la Universidad de Granada buscaba material para la exposición, encontró la joya al consultar la edición de los 20 sonetos gongorinos. "Estaba en la Biblioteca Nacional, pero catalogada a nombre de Góngora y González de la Serna", asegura Soria. "Cuál fue mi sorpresa cuando dentro me topé con 18 dibujos de Picasso". Todo un hallazgo escondido entre estantes.

Por los datos de la ficha, la catalogación responde a un cristalino rigor bibliotecario. Pero éstos confunden y despistan sobre algo fundamental: el verdadero valor artístico del libro. Como autor personal aparece Luis de Góngora, traducido al francés por Zdsislaw Milsner y con ilustraciones de González de la Serna. Picasso y su amante Dora Maar constan como secundarios. "Pero su intervención fue tan violenta que ahí está la gracia. Picasso arrancó los dibujos de González de la Serna en ese ejemplar y plantó los suyos sueltos, entrecruzados en las páginas", comenta Soria. Por eso se han podido enmarcar por separado y mostrar uno a uno en la exposición que se inaugura hoy.

Aquellos dibujos que se encuentran en ese ejemplar único fueron los esbozos que el pintor utilizó para el homenaje que él mismo rindió a Góngora. Lo publicó en París R. Lacourière en 1948 y en España vio la luz en 2003 con prólogo de Juan F. Aramo en Casariego. El trabajo fue muy cuidado, con los poemas manuscritos por el propio Picasso y decorados con dibujos, salvo uno dedicado a El Greco, que se abstuvo de ilustrar, "por respeto al pintor", comenta Soria. Fue la argucia de Picasso para encubrir su crimen anterior.

La Biblioteca Nacional se hizo con la pieza en 1999, cuando dirigía la institución el poeta Luis Alberto de Cuenca. "No recuerdo bien cómo se hizo la compra, pero sí que lo celebramos mucho", aseguraba ayer el antiguo responsable. Según la Biblioteca, la adquisición se realizó en la Maison de la Chimie, en París, y pertenecía, según parece, a la colección de Dora Maar.

La exhibición de estos dibujos ya de por sí merece algo aparte. "Es una absoluta rareza", comenta Soria. Erik de Gilles y Chiqui Abril, encargados del montaje de la exposición y enfrascados a última hora en los trabajos, también lo creen así. Sobre la sala merodea también la sombra de Dora Maar. La mujer con la que Picasso mantenía entonces una intensa relación.

La dedicatoria con la que se abre el ejemplar es clara. El pintor interviene el nombre de Góngora para homenajearla y debajo coloca un antifaz para borrar el nombre del pobre González de la Serna. Varios dibujos están relacionados con ella, otro es su hijo Pablo y hay un retrato de Góngora, "inspirado a su vez en el que en su día hizo Velázquez", comenta el comisario. Es la mano pirata de un genio inquieto con sus partes oscuras. El delito que cometió puede haber prescrito. Pero no hay crimen perfecto. Ni siquiera en el arte.

Dibujos con los que Picasso ilustró un ejemplar de un libro de sonetos Góngora en la exposición <i>La generación del 27. ¿Aquel momento ya es una leyenda?</i>
Dibujos con los que Picasso ilustró un ejemplar de un libro de sonetos Góngora en la exposición La generación del 27. ¿Aquel momento ya es una leyenda?ULY MARTÍN

'Un perro andaluz': el guión original

La exposición que se abre hoy en la Residencia de Estudiantes, aparte de la sorpresa de esa edición insólita ilustrada a traición por Pablo Picasso para unos sonetos de Góngora, cuenta con otras. La generación del 27 y su universo de relaciones nunca ha dejado de crecer. En los dos años de vorágine creativa que abarca la muestra -el 27 y el 28- crujen varias vanguardias alrededor de la literatura, el arte, la música, el teatro, la arquitectura y el cine. Por eso también se exhibe el guión original de Un perro andaluz, la película mítica de Buñuel y Dalí, que fue germinándose en parte dentro del lugar donde se expone ahora.

A ese manojo de cuartillas le acompañan además partituras de Manuel de Falla y Ernesto Halffter, que en esa época compuso su Sinfonietta, por ejemplo. También una colección de revistas literarias de la época, con La gaceta literaria como protagonista absoluta, ediciones en prosa de los coetáneos a los poetas -con referencias también a sus mayores de las generaciones del 98 y el 14- y una buena muestra de cuadros de Dalí, Moreno Villa, Maruja Mallo, Ángeles Santos, Benjamín Palencia, Francisco Bores o Pancho Cossío.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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