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La futura Casa de Marruecos divide al colectivo marroquí

Varias entidades critican que el centro estará dirigido por afines a Mohamed VI

Blanca Cia

La Casa de Marruecos de Barcelona no puede ser la prolongación del consulado ni un instrumento bajo el control del Gobierno marroquí y, por extensión, del rey Mohamed VI. La idea la defienden entidades de inmigrantes marroquíes de Cataluña que se muestran muy críticas con la forma en que se está gestando el primer centro cultural para la población emigrada de Marruecos. Barcelona será la sede de la primera Casa de un total de cinco que se proyectan abrir en los países con mayor concentración de inmigración marroquí. El futuro centro se ubicará en el edificio del antiguo instituto botánico, cedido por el Ayuntamiento de Barcelona en Montjuïc.

En el reciente viaje del alcalde Jordi Hereu a Marruecos, el ministro para la Comunidad Marroquí Residente en el Extranjero, Mohammed Ameur, se limitó a apuntar que el nuevo centro podría estar construido en 2011. No concretó el presupuesto que destinará el Gobierno marroquí, no concretó qué actividades desarrollará -más allá de que abarcará desde la promoción económica a todo tipo de iniciativas culturales- y si en todo ese proceso se contará con las entidades y asociaciones de inmigrantes marroquíes radicadas de Barcelona y Cataluña, un colectivo muy atomizado -hay más de un centenar de asociaciones y entidades- y dividido.

Chaib, diputado del PSC, defiende el complejo que se creará en Montjuïc

Muchas asociaciones reniegan abiertamente de la que consideran la línea oficial que marca el Consulado de Marruecos de Barcelona. La asociación mayoritaria y más veterana de la inmigración marroquí es Ibn Batutta. Fundada en 1994, está presidida por el diputado socialista Mohamed Chaib, persona clave en todo el proceso de la Casa de Marruecos. El diputado, que formó parte de la comitiva que acompañó a Hereu a Marruecos la semana pasada, es miembro del Consejo Consultivo de Marruecos para las cuestiones relacionadas con los marroquíes en el extranjero.

Chaib rechaza de plano las acusaciones de dirigismo que se le hacen en todo lo relacionado a la Casa de Marruecos: "Son dos instituciones las que impulsan el proyecto, el Gobierno de Marruecos y el Ayuntamiento de Barcelona. Hay que dejar que las dos administraciones trabajen y luego se abrirá la participación a todo el mundo", apuntaba a preguntas de este periódico. Chaib añadió que la Federación de Entidades de la Comunidad de Origen Marroquí (FECOM) apoya la iniciativa de la Casa de Marruecos.

Todo lo contrario piensan diferentes entidades, alguna de ellas con peso como la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en el Extranjero (ATIME), y otras como Llum del Nord y Adib Biladi. Un grupo de asociaciones llegó a constituir una comisión de seguimiento de todo lo relativo a la Casa de Marruecos. "No estamos en contra de la idea, pero no compartimos cómo se está haciendo. No están buscando el consenso. Hay muchas asociaciones y queremos ser actores no espectadores", sostiene Hassan Jeffali, presidente de Adib Biladi.

El recelo a que la Casa de Marruecos sea un instrumento en manos del Gobierno marroquí es compartido por otras asociaciones y consideran que el papel del Ayuntamiento de Barcelona no debe limitarse a ceder el edificio en régimen de concesión: "Tienen que tutelarlo para garantizar la participación". Sin embargo, el Consistorio barcelonés ha dejado claro que su colaboración en el proyecto se limitará a la cesión del edificio y el propio Hereu lo expresó en su visita en Rabat. Si el sector crítico a la Casa de Marruecos mantiene que el proyecto está demasiado tutelado por los socialistas por la influencia del diputado Chaib, éste replica que detrás de los oponentes está CiU.

Kamal Ben Brahim, presidente de ATIME en Barcelona, añade otra crítica a la representatividad del diputado Chaib de la comunidad marroquí en todo el proceso de la Casa de Marruecos: "La comunidad marroquí no se siente representada por él porque es diputado con los votos de la población catalana, no por los votos de los marroquíes". Ben Brahim apunta, además, que el Ministerio para la Comunidad Marroquí en el Extranjero no presta ningún tipo de ayuda a los problemas reales de los emigrados: "La crisis está pasando una seria factura a personas que llevaban muchos años afincados en Cataluña. Muchos trabajaban en la construcción y están en el paro". Explica que por la oficina de ATIME en el Poble Sec cada vez se ven más afectados que deciden llevar de regreso a Marruecos a sus mujeres e hijos porque así pueden alquilar las habitaciones del piso en el que residen: "O vuelven a Marruecos o se van a Francia, donde las cosas no están tan mal", comenta.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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