Tyen Imágenes de una alianza
Viendo la exposición pienso en lo rápido que han pasado estos 30 años. Cuando uno mira estas fotos se da cuenta de que resisten perfectamente el paso del tiempo, lo cual demuestra el talento de Tyen. Sus imágenes son un elogio al color y la belleza". Así de orgulloso se mostraba el pasado 28 de septiembre el presidente de Parfums Christian Dior, Claude Martínez. Situado al borde del Sena y enfrente de la torre Eiffel, el Palais de Tokio acogía entonces la muestra que celebraba los tres decenios de fructífera colaboración entre la Maison y este "maestro" del maquillaje, que desde que fichara por la división de fragancias (que engloba a su vez el maquillaje y el tratamiento) ha concebido algunos de los productos más exitosos de la casa francesa, a menudo movido por esa obsesión de la que ahora habla. En 1982 inventó Neige de Lune, una paleta de sombras blancas cuyos reflejos irisados se revelaban en función de la intensidad de la luz, y en 1999, la colección Lumière Noire: un eyeliner, un rotulador, una laca de uñas y una máscara de pestañas que únicamente se hacían visibles bajo los focos de las discotecas. Pero Tyen es conocido tanto por su capacidad para pintar los rostros y predecir las tendencias como para ponerse detrás de la cámara. Mis maquillajes fueron interpretados por fotógrafos muy famosos [trabajó junto a Richard Avedon, Irving Penn y Arthur Elgort] antes de que yo me pasara a la fotografía. Fue el ex presidente de Dior, Maurice Roger, el que me dijo: "Tyen, ¿por qué no coges la cámara? Tienes que mostrar respeto por el fotógrafo con el que estás trabajando; tienes que dejarle hacer lo que tú quieres que haga. Y si no es así, ¿por qué no lo haces tú mismo?". Por eso me convertí en fotógrafo para Dior".
"Las mujeres compran una sombra amarilla o azul porque lo dicen las revistas, pero luego no la llevan"
"No retocamos digitalmente para mentir, sino para fabricar sueños. y el consumidor no ve el retoque, ve lo que Dior quiere decirle"
Usted no es el único en fotografiar sus campañas: François Nars o Ellis Faas también lo hacen. ¿A qué se debe este afán de control?
Habrá fotógrafos que comprendan el maquillaje y que puedan expresar lo que el maquillador quiere decir. En mi caso es diferente: trabajo con los colores en unión con la luz. Me interesa cómo la mujer lleva ese maquillaje a primera hora de la mañana, cómo funciona cierta barra de labios por la noche, cómo resulta esta sombra a la luz de las velas, o este colorete a media tarde. Por eso no puedo explicarle al fotógrafo si quiero esta luz o quiero esta otra. Sólo hay una luz para una fotografía, pero yo trabajo con infinidad de luces para cada color que hago. Por eso hago yo mismo las fotos.
Durante los 30 años que usted lleva como director de la creación de maquillaje de Dior ha fotografiado decenas de campañas para otras marcas, algunas competencia directa. ¿Nunca le han llamado al orden?
Hubo un par de años en los que abrías una revista y allí estaban los anuncios de Issey Miyake, Valentino, Lacroix. En total, ocho marcas cuyas campañas estaban hechas por mí. Las que fotografié para Montana fueron las mejores de su historia. Pero Dior me dio libertad. Me dijeron: "Como fotógrafo, haz lo que quieras". Por eso me siento tan feliz con ellos, porque nunca me han atado.
¿Qué opina acerca de la polémica que hay ahora con el retoque digital?
Los retoques que se hacen ahora no son muy diferentes de los que se hacían antes. Tengo una colección de fotografías antiguas de Greta Garbo, Marlene Dietrich y Ava Gardner, y todas están retocadas, tanto como una película de Cecil B. DeMille. Pero estaban retocadas para hacer realidad una fantasía. Eso mismo pasa con Monica (Bellucci); ella es bella, pero con Dior es milagrosamente bella, fabulosa, increíble. No retocamos para mentir, retocamos para fabricar sueños. Para que se vea que ésa es la belleza que queremos conseguir. Y el consumidor no ve el retoque, ve lo que Dior quiere decirle, y compara con otras marcas. Todas retocan sus fotos de campaña. Es el negocio.
"La gente que me ve primero en fotos y luego en la vida real, tampoco percibe muchas diferencias", desvela Monica Bellucci. La italiana, presente durante la entrevista, hasta este momento se ha limitado a permanecer sentada y lanzar alguna que otra sonrisa. Se rumorea que no tiene un buen día; ha llegado tarde y embutida en un vestido al que, harto de contener la exuberancia de sus curvas, se le ha saltado una de las costuras.
¿Por eso no le importó aparecer al natural en la portada de una conocida revista femenina?
Creo que era más una foto de actriz. Es como cuando una mujer se levanta por la mañana, que se siente cansada, frágil. Parece la vida real, pero incluso una imagen como ésa está manipulada. Querían dar una idea de verdad, y como mi piel no tiene demasiadas arrugas, el fotógrafo [Peter Lindbergh] usó una luz muy potente para que se marcaran más. En ambos casos había retoque, porque de haber utilizado una luz suave directamente hacia mi cara, mi piel habría salido perfecta.
De pronto, la representante de la actriz avisa de que se nos ha agotado el tiempo. La entrevista ha empezado con retraso, pero hay que zanjarla. Entre tanto, nosotros podremos seguir charlando con Tyen en uno de los reservados del Plaza Athenée, el hotel en el que se congrega la prensa internacional que ha acudido a la exposición.
¿Siente la presión de los años? Detrás de la decisión de contratar a Sofia Coppola para el anuncio de Miss Dior Chèrie se atisba el deseo de rejuvenecer la marca.
Es una decisión empresarial, supongo que querían darle un aire distinto a las campañas de perfumes. Además, no puedo sentir el empuje de otra generación porque pienso igual que ellos: el amor que siento por Dior es de veinteañero, sólo que con más experiencia. Mi cuerpo y mi pelo han cambiado, pero mi amor por Dior, no.
Sorprende bastante que un amante del color como usted afirme que en el siglo XXI el maquillaje debe ser lo más transparente posible, que su ideal es la Venus de Boticcelli.
La vuelta a los ochenta es el lenguaje de las pasarelas y de las revistas de moda. La gente de la calle no piensa en eso. Las mujeres compran una sombra amarilla o azul porque lo dicen las revistas, pero luego no la llevan. En los desfiles ves esos colores, pero yo en la calle no veo amarillo o azul; veo marrón, gris, beis, rojo.
Pero una firma con la tradición innovadora de Dior no debería ceñirse a ser rentable.
Intentamos encontrar una armonía entre industria y realidad para que las mujeres estén a la moda y se sientan felices y a gusto. El amarillo no lo van a comprar, no lo van a llevar.
China y la India tienen un enorme potencial para la industria del lujo. ¿Sus orígenes asiáticos le ayudan a comprender mejor la sensibilidad de estas consumidoras?
No. En realidad no entiendo a ninguna mujer del mundo. Analizamos cómo las chinas, europeas y estadounidenses usan el maquillaje y después tomamos una decisión para que a todas las mujeres del mundo les guste Dior y compren Dior.
¿Los números le importan? Los directores artísticos no suelen mostrar demasiado interés en cuestiones tan terrenales.
Sí estoy al corriente de lo que a números se refiere. En Dior corregimos constantemente nuestra producción cuando las cifras lo piden. Cada temporada hacemos un ranking de los cinco colores más vendidos y decidimos cuál va a ser el tono número uno en Asia, en Europa. Siempre trabajamos con las cifras en la mano.
El maquillador Fred Farrugia, que fuera director artístico de Lancôme, ha declarado que la firma obtuvo lo mejor de él precisamente porque estuvo trabajando para ella muchos años, pero que ahora se firman contratos de 20 días y es imposible dar lo mejor de uno en tan poco tiempo. ¿Usted también lo ve así?
Creo que los directores artísticos de maquillaje tienen una vida muy corta porque no encuentran alimento para la memoria. Yo tengo la suerte de contar con un legado. Primero fue Christian Dior, luego vinieron Yves Saint Laurent, Marc Bohan, Gianfranco Ferré y, finalmente, John Galliano. Mientras que en Helena Rubinstein o Lancôme no hay diseñadores. Por otro lado, no tienen paciencia. Cuando pregunté si podía llamar a Monica Bellucci para la campaña de Rouge Dior me dijeron que sí. No se metieron en lo que quería hacer. Ésa es la diferencia. ¿Por qué no la contrataron otros? ¿Cómo es posible que tuviera que esperar a que Dior la llamase?
Ella simboliza un modelo de mujer hiperfemenina con el que a algunas consumidoras les cuesta sentirse identificadas.
El modo en que la sociedad les obliga a esforzarse por ser más fuertes y tener más poder, a veces les hace olvidarse de esa femineidad. Se olvidan de la máscara de pestañas, del colorete, de la sombra de ojos. Ves a mujeres muy hermosas, pero que se visten para parecer hombres. Y no se trata de eso. Si eres demasiado masculina los hombres te odiarán. Tendrán la necesidad de competir contigo porque te verán como uno más.
¿Y no le parece contradictorio que ella represente a Dior y que su marido, el actor Vincent Cassel, sea la imagen de una fragancia de Yves Saint Laurent?
¿Le cuento un secreto? Antes de que fichase para Yves Saint Laurent yo le tomé a Vincent unas fotos para Dior, pero en la marca no gustaron. Cassel era demasiado. macho.
Cuando vino a Madrid estuvo visitando el Museo Taurino de las Ventas. ¿Qué es lo que le atrae tanto del folclor español? En sus fotos ha imaginado a su musa rodeada de toreros y la ha hecho posar desnuda y con mantilla.
Las corridas me gustan desde hace mucho. Es un espectáculo tan hermoso, tan masculino. Todos esos movimientos, los trajes con ese colorido y ese brillo.
el creador. De origen vietnamita, Tyen (a la izquierda) se trasladó a París siendo muy joven. Su primer trabajo fue como creador de los colores para el maquillaje de la Opéra. Allí aprendió la importancia de la luz. una historia en fotos. Desde 2006, la carnal Monica Bellucci ha sido la musa indiscutible de la línea de maquillaje de Dior. Arriba posa ataviada con mantilla (Tyen es un enamorado del folclor español). Junto a estas líneas, el especialista en cosmética seleccionando las imágenes que forman parte de la exposición en el Palais de Tokio. Abajo, la muestra. a la vanguardia. Tyen es el responsable de las más de 130 sombras de ojos lanzadas por Dior desde 1980.
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