Maragall anuncia un examen de reválida al final de la ESO
La prueba se hará a 60.000 alumnos el año próximo sobre lenguas y matemáticas
Más autonomía en las escuelas, directores con más competencias y extensión de la evaluación a los centros y a los docentes. Al son de esta trilogía que entona desde hace meses el Departamento de Educación, el titular de esta cartera, Ernest Maragall, anunció ayer que el curso que viene todos los alumnos del último curso de secundaria (unos 60.000) harán una evaluación de final de etapa. No es una prueba que deba superarse para pasar a bachillerato o ciclos de formación profesional, sino que persigue medir los conocimientos de los estudiantes y ayudar a los alumnos, a sus familias y a los centros a conocer los puntos fuertes y débiles.
La nueva medida la anunció Maragall al término de una conferencia que pronunció en el Palau de la Generalitat. Se hará el curso que viene para tener tiempo para prepararla, dijo el consejero. No se descarta que durante este curso algunos centros la hagan como prueba piloto.
Habrá medidas para evitar que el 43% de maestros cambien de centro cada dos años
El consejero avanzó que la prueba medirá, al menos, los conocimientos sobre lengua catalana, castellana, idioma extranjero y matemáticas. Con esta nueva prueba, serán ya cuatro las que deberán hacer los alumnos entre la primaria y la secundaria: una en cuarto de primaria, otra en sexto de primaria, otra tercera en segundo de secundaria y la que se anunció ayer a final de esta etapa. Dos de estas pruebas, las de cuarto de primaria y segundo de secundaria, las fija la Ley Orgánica de Educación. Las otras dos son optativas y tienen la particularidad de que se hacen fuera del centro donde estudia el alumno, es decir, no corren a cargo de los profesores habituales.
Asociaciones de padres consultadas se mostraron a favor de la nueva prueba, aunque con matices. Para Walter García, presidente de la asociación de familias de alumnos Fapac, "es bueno hacer un diagnóstico del sistema escolar, pero no llega suficiente información a las asociaciones de padres". Cada familia, dice el presidente de Fapac, conoce la propia nota de su hijo, y el director del centro la global. "Pero no sabemos bien dónde estamos en relación con el resto de centros. Hay miedo a hacer listas de centros, pero algún tipo de información se debería dar", añadió Walter García.
Para el presidente de la asociación de familias de alumnos Fapaes, Pere Farriol, "es bueno que haya una prueba así, pero la de sexto de primaria se hizo en mayo y los resultados llegan cuando el curso está acabando y hay poco tiempo para las familias. Si se adelantara, habría más tiempo para actuar".
Para Roser Font, secretaria general de Enseñanza de UGT, evaluar a los alumnos "no es malo, siempre que se haga bien. Font critica que en las pruebas de sexto de primaria "se excluyera a los extranjeros que llevan poco tiempo en Cataluña. Eso desvirtuó los resultados".
Por otra parte, Maragall dijo que tomará medidas para que los equipos de profesores se mantengan más tiempo en los centros escolares. Aseguró que el 43% de los docentes cambian de escuela o instituto cada dos años en virtud de los concursos de traslados. "Ninguna empresa puede tener buenos resultados en términos de éxito educativo y de cohesión social cambiando de lugar cada dos años al 43% de su plantilla. Es absolutamente imposible".
Sin cuestionar los concursos de traslados actuales, habrá "concursos públicos para centros en los que un grupo de personas, funcionarias todas, puedan presentar un proyecto educativo para asumir la gestión". Los que opten por quedarse tendrán "garantizado el apoyo de la Administración y la estabilidad de su equipo".
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