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Reportaje:

Viaje de ida y vuelta para dar a luz

En el materno infantil de Badajoz nace de media un niño portugués al día

Anabela Salazar, de 36 años, no dudó un instante cuando su ginecólogo en la ciudad portuguesa de Elvas le propuso tres lugares para dar a luz: Évora, a 90 kilómetros, Portalegre, a 60, o Badajoz, a 13 kilómetros, al otro lado de la frontera. Su hijo Mario llegó a este mundo a las seis de la mañana, en un parto sin problemas y con 4,3 kilos de peso. Los padres están radiantes en el Hospital Materno-Infantil de Badajoz, a la espera de recibir el alta y cruzar nuevamente el puente sobre el Guadiana, de regreso a Elvas. El bebé nació en España, pero es portugués, y así consta en el Registro Civil de aquella ciudad lusa.

Cada día, de promedio, nace un niño portugués en Badajoz, desde que ambos países firmaron en junio de 2006 un convenio de cooperación transfronteriza en materia sanitaria. "Se acabaron las fronteras, y esa idea de que los portugueses sólo pueden ser atendidos en Portugal y los españoles en España no tiene sentido y debe terminar", dice la doctora Rosa Matos, directora de la Administración Regional de Salud de Alentejo (ARSA).

Los bebés son inscritos en el lugar y país que deciden los padres

En la habitación de la maternidad de Badajoz, Anabela Salazar arrulla al recién nacido y se deshace en elogios: "El trato es excelente, las enfermeras son muy cariñosas y estamos encantados de no tener que compartir habitación". "Y los médicos son mejores", añade el marido. Durante el embarazo, las visitas se alternaron entre Elvas y Badajoz, aunque la ecografía morfológica la hicieron en esta última ciudad. Dentro de unos días tendrá que volver con el bebé a la ciudad extremeña para una visita de control, después, el seguimiento pediátrico ya será en Elvas. "No tenemos que pagar nada. Es como si el parto hubiera sido en Portugal. Los gastos van a cargo de la Seguridad Social".

El servicio que presta el hospital Materno-Infantil de Badajoz a las mujeres embarazadas de Elvas y Campo Maior (unos 35.000 habitantes) empezó tras la decisión del Ministerio portugués de Salud de cerrar en 2006 la Unidad de Obstetricia y Partos del Hospital Santa Luzia de Elvas, por el bajo número de partos, unos 200 al año. Poca práctica se traducía en escasa destreza profesional. "Teníamos un problema de calidad. En Badajoz hay un equipo de alto nivel, con mucha experiencia", explica Matos. "Para nosotros, lo más importante es que los niños nazcan en las mejores condiciones". El Gobierno clausuró aquel mismo año otros centros maternales por falta de pediatras y de medios para atender con garantías a las parturientas, y en cumplimiento de una recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aconseja el cierre de aquellos hospitales que no practican ni un parto al día.

En el Parlamento, los partidos de la oposición pusieron el grito en el cielo, y en la calle hubo protestas, que arreciaron tras la firma del convenio de cooperación sanitaria entre la Junta de Extremadura y la región de Alentejo. La demagogia proliferó en la campaña contra aquel acuerdo, con comentarios que advertían que los hijos que nacieran en Badajoz serían españoles, o que "los portugueses tienen derecho a nacer en su tierra". La realidad y el tiempo han puesto las cosas en su sitio. "Los niños nacidos aquí son inscritos donde quieren sus padres", explica Marcelino Borrallo, director del Materno-Infantil de la ciudad extremeña. "Entregamos un documento a la madre que certifica que el hospital no ha hecho nada para la inscripción del bebé".

La cooperación sanitaria entre Extremadura y Alentejo, pionera en la asistencia a las mujeres embarazadas, incluye otros protocolos de actuación, como la prestación de servicios de radioterapia, hemodinámica, radiografías, cateterismo y cirugía infantil para pacientes portugueses, según relata Emilio Doblaré, gerente del Servicio Extremeño de Salud.

El PET-CT, un equipamiento de tomografía que permite el diagnóstico combinando la medicina nuclear y la radiología, instalado en el Hospital Infanta Cristina de Badajoz, ha sido utilizado en los exámenes de casi dos centenares de enfermos de Alentejo.

"Recientemente, estuve en un congreso sobre cooperación hispano-portuguesa en todos los terrenos", recuerda el doctor Borrallo. "Se enumeraron muchos proyectos, buenos propósitos y mejores intenciones... Aquí, en Extremadura, hablamos de realidades".

Una mujer portuguesa, junto al hijo recién nacido en el materno infantil de Badajoz.
Una mujer portuguesa, junto al hijo recién nacido en el materno infantil de Badajoz.SANTIAGO GARCÍA VILLEGAS

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