Esto era lo nuevo de Michael Jackson
La marca Michael Jackson vuelve a funcionar. Desde ayer, se difunde mundialmente el tema This is it, que tiene el mismo título que el documental que recoge los ensayos para sus frustrados conciertos en Londres, a estrenar el 28 de octubre. También se edita una antología homónima, a modo de banda sonora, con 14 de sus éxitos y un puñado de rarezas, incluyendo el citado This is it.
Estamos ante el primer fruto del acuerdo de los herederos con Sony, la discográfica que fue repudiada por el cantante en 2002 pero que posee los derechos sobre la porción más apetitosa de su obra. Un juez californiano bendijo el arreglo, que puede aportar 60 millones de dólares (unos 40,5 millones de euros) a las arcas del legado. Un verdadero balón de oxígeno, dado que Michael Jackson llevaba años haciendo acrobacias financieras: gastaba mucho más de lo que ingresaba.
This is it es una intemporal balada, a la que se han añadido las suntuosas voces de los hermanos Jackson. Se supone que Michael registró el esqueleto del tema en 1979, mientras preparaba su reaparición como solista, Off the wall. Su aparición abre el apetito por las joyas de la corona: las docenas de canciones inéditas que Michael dejó atrás, en estado de maqueta, a medio terminar o ya acabadas. En 1993, durante uno de esos inevitables juicios por plagio, Jackson alardeó de sus poderes compositivos, dando detalles de unos 50 temas propios que el público no conocía. Ese fondo se fue incrementando por el extravagante método de grabación de Michael, que trabajaba en docenas de canciones antes de decidir las que publicaba. El sistema convertía a los discos de Jackson en producciones enormemente costosas, hasta el punto que dejaron de ser rentables para Sony. Ahora, esos temas desechados o inacabados son susceptibles de ser explotados. Aparte de las composiciones hechas por Michael en solitario, se incluyen piezas realizadas con la ayuda de compositores todoterreno, como Carole Bayer Sager, David Foster y Walter Afanasieff. También quedaron aparcados abundantes duetos, con personajes tan discutibles como Lenny Kravitz o Mariah Carey.
En su afán de conectar con los sonidos punteros, Michael encargó temas a productores de hip-hop y R&B. Teddy Riley y Rodney Jerkins fueron sus colaboradores habituales pero también contó con los (muy caros) servicios de Babyface, Sisqo, R. Kelly, los Neptunes o Sean Combs. Este último, que participó en la elaboración de Maybe we can do it en 1998, recuerda que Jackson era un creador obsesivo, que pasaba interminables días dando forma a una canción. Por el contrario, otros hablan de un Michael caprichoso, que contrataba estudios, técnicos y músicos, sin molestarse en avisar de que finalmente no iba a presentarse.
Babelia
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