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Gürtel sobrevuela el Parlamento

Las alusiones a la red corrupta cargan el pleno de tensión, sin llegar a estallar

Los diputados del PP de Andalucía lo pasaron mal ayer, y anteayer. Los dos días que ha durado el pleno del Parlamento han sido un no parar de insinuaciones, frases de doble sentido y sonrisas irónicas de la bancada socialista. Ya lo advirtió Javier Arenas en una reunión con su grupo el miércoles: va a ser un goteo sostenido del caso Gürtel y hay que estar preparados para que no se desboquen los nervios. El líder del PP andaluz lo sabía porque no podía ser de otra manera después de la despiadada campaña de este partido contra Manuel Chaves por la subvención de la Junta a la empresa donde trabaja su hija, el torpedeo incesante con el caso Mercasevilla y las alusiones reiteradas a asuntos de hace hasta un cuatro de siglo (GAL y Filesa).

Arenas recomendó a su grupo calma ante las posibles insinuaciones
Griñán ha pedido al PSOE que no use el caso como argumento político

Y eso que la recomendación que había desplegado el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, entre los suyos era evitar el escarnio a cuenta de esta red corrupta vinculada al PP, sobre todo si se usa como argumento político. Habló de eso en la última reunión de la ejecutiva socialista y en la primera con su grupo parlamentario al inicio del periodo de sesiones en septiembre. No hay que hacer sangre porque este tipo de escándalos manchan a toda la clase política y generan la consiguiente desafección del electorado.

Sin embargo, el propio Griñán fue el que más lejos llegó ayer en la suerte del retintín dialéctico. Aunque sin citar de frente -casi ningún socialista mencionó directamente el caso Gürtel-, hizo como que iba a entrar a matar para finalmente dar un capotazo y quedarse fuera. Igual que esas canciones infantiles en las que la rima es una palabrota, pero tras la primera sílaba se juega al despiste y se cambia el taco por una expresión blanca. En la pregunta que le hizo Arenas en la sesión de control, el popular le recordó que se había fotografiado con el ex ministro de Economía Pedro Solbes cuando ambos mantienen posiciones muy diferentes respecto a los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Entonces, el presidente aprovechó y dijo: "Sí, yo me hago fotos con Solbes, y usted con Francisco Camps [presidente de la Generalitat Valenciana], y dice que quiere aplicar sus recetas en Andalucía para que se parezca a esta comunidad". Los escaños de los populares se inflamaron. Pero Griñán advirtió: "No, no voy a hablar de lo que todo el mundo habla". Y a trancas y barrancas -el fuego a discreción de imprecaciones que se entabló entre PP y PSOE apenas le dejó terminar- el socialista se puso a contar que Valencia aumentó el endeudamiento hasta un 13,5% del PIB, que ha duplicado la tasa de paro en un año o que para ser senador hace falta un "análisis de valencianidad".

Algo así (con menos refinamiento y no tan elaborado) se reprodujo durante toda la jornada. Por ejemplo, la consejera de Justicia, Begoña Álvarez, ante los embates del portavoz municipal del PP, Juan Ignacio Zoido, sobre Mercasevilla, concluyó: "De lo que se tienen que preocupar el PP es de la pasividad y la lentitud en el mayor escándalo de corrupción que ha habido en la historia". O en el debate general sobre las repercusiones de los PGE, el portavoz socialista, Manuel Gracia, se preguntó retóricamente: "¿Es que en Valencia el señor Camps crea el paro, además de otras cosas?".

De momento, según fuentes de la dirección del PP andaluz, para despejar el caso Gürtel no hay otra estrategia que seguir la directriz de Génova en cuanto a los argumentos (el PP es víctima de unos delincuentes) y repetir que en Andalucía no existe derivación de la trama corrupta. Los populares andaluces esperan con impaciencia que en Valencia "ocurra algo" cuantos antes. Entre tanto, Arenas ha prometido querellarse contra quien le implique.

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