"Es la primera gran recesión sin una gran guerra"
El dinero es ansiado y odiado a partes iguales. Y dicen que no da la felicidad. Reflexiones filosóficas aparte, hay que reconocer que es un motor fundamental en la historia. Esto es lo que el historiador escocés Niall Ferguson se ha propuesto exponer y analizar en su nuevo libro El triunfo del dinero. Cómo las finanzas mueven el mundo (Debate), un estudio que arrancó antes de que estallara Wall Street, pero en el que aparece deletreado el germen del desastre.
Ferguson ocupa dos cátedras en Harvard -en la Facultad de Historia y en la Escuela de Nego-cios-, ha escrito más de una decena de libros de referencia y publica una columna semanal en Financial Times. El libro señala los fallos, pero entona una defensa de las denostadas finanzas. "Lejos de ser obra de meras sanguijuelas deseosas de chupar la sangre a las familias endeudadas o de jugar con los ahorros de las viudas y los huérfanos, la innovación financiera ha representado un factor indispensable en el desarrollo del hombre", escribe. "La evolución del crédito y la deuda ha sido tan importante como cualquier innovación tecnológica en el auge de la civilización".
"El crédito y la deuda han sido claves en el auge de la civilización"
"Entre la primavera de 2007 y el otoño de 2008 la gente no aceptó qué pasaba"
Guiado por esta idea, Ferguson propone un viaje desde la Antigua Mesopotamia hasta las hipotecas subprime o la inundación de dinero que el Imperio español no supo gestionar. Por el papel que jugó Rothschild en la derrota de Napoleón o el desastre inflacionista de Argentina en los ochenta.
Puede que sea un rasgo inherente a su nacionalidad, pero a Ferguson le gusta llevar la contraria. En la mejor tradición británica, lo hace con sólidos argumentos de base. La historia, según Ferguson, no es resultado de grandes fuerzas sino de decisiones individuales. La postura conservadora de Ferguson le ha colocado enfrente del gran pope de la historiografía marxista Eric Hobsbawm. Su análisis de la I Guerra Mundial -sostiene que fue una guerra preventiva, que Alemania se vio forzada a entrar en ella por culpa de la errática diplomacia británica y que Reino Unido debió haberse mantenido al margen del con-flicto- y sus trabajos posteriores sobre EE UU, Coloso: Auge y decadencia del imperio americano (Debate) y El Imperio Británico: cómo Gran Bretaña forjó el orden mundial (Debate), le han valido los calificativos de colonialista y neoimperialista.
Con su nuevo libro, al que acompaña una serie de documentales para televisión, Ferguson se desmarca y se centra en exponer la turbulenta historia financiera.
Pregunta. ¿El acecho de la crisis alteró el libro?
Respuesta. Escribí este libro anticipando la crisis. La debacle de septiembre de 2008 no alteró de forma tremenda lo que me propuse contar. Al fin y al cabo se trataba de hacer un repaso por 4.000 años de historia de las finanzas, no de ofrecer una crónica pormenorizada de la caída de Lehman Brothers. Me preocupé porque los datos que decidí incluir sobre lo que estaba pasando fueran exactos.
P. ¿Tenía claro lo que pasaría?
R. Se veía venir una crisis de liquidez como la que ocurrió durante la I Guerra Mundial y sí, preveía una intervención por parte de los gobiernos, luego esto ha sido aun más de lo que yo pensé. Ha sido una gran recesión sin que haya habido una gran guerra, la primera vez en la historia que esto ocurre. Pero esperaba que llegara el pánico, el recorte de crédito y las inmensas inversiones por parte del Estado. Ha habido aspectos que nadie podía predecir exactamente, por supuesto, pero lo realmente sorprendente fue ver la represión: desde la primavera de 2007 hasta el otoño del 2008 la gente no quería aceptar lo que pasaba.
P. ¿Qué lección debería sacarse de lo ocurrido?
R. Bueno, hay que volver a pensar en el sistema financiero. No debería haber ninguna institución que sea demasiado grande, es decir, que sea tan grande que su caída pueda colapsar el sistema y que, por tanto, haya que salvarla.
P. ¿Y nuevas regulaciones en los mercados?
R. Es un error muy extendido esto de que había una falta de regulación de los mercados cuando de hecho la situación era más bien la contraria. Los únicos que escapaban a las regulaciones eran los hedge funds y precisamente quienes han fallado han sido los bancos que sí estaban regulados. La historia es demasiado complicada como para simplificarlo así. La sensación de muchos inversores es que había algunos valores que tenían garantía del Gobierno y no fue la regulación la que creó este presupuesto.
P. Usted trabaja en un hedge fund.
R. Trabajo como consejero pero no involucrado con inversiones directas.
P. En su libro defiende que la crisis en parte es resultado del desconocimiento de los inversores de la Historia financiera.
R. Al pensar y observar desde una perspectiva histórica restas valor a los modelos de riesgo. Básicamente yo defiendo que el pasado pesa más que las matemáticas. Se trata de que entiendan los grandes riesgos asumidos. Necesitamos usar modelos históricos para comprender las pautas de euforia y depresión que se repiten, no son máquinas de cálculo racionales.
Babelia
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