El socialismo guipuzcoano basa su estrategia política en la transversalidad

El principal rasgo distintivo de los socialistas guipuzcoanos, aseguran varios de sus dirigentes, es la "transversalidad", la capacidad para lograr acuerdos con el resto de los partidos del espectro democrático. Así gobierna con Aralar y Alternatiba en San Sebastián, como pacta con EB en Lasarte-Oria y Andoain, se arrima al PNV y Hamaikabat en Rentería o suma a su gobierno al PP en Eibar. "Es una transversalidad en todas las direcciones, algo que está ya asumido como una estrategia de partido", señalan las mismas fuentes. El socialismo guipuzcoano, con agrupaciones centenarias como las de San Sebastián (la primera, en 1891) o Eibar (una referencia nacional desde 1897), ha visto crecer notablemente su respaldo popular en los últimos años, hasta convertirse en la primera fuerza política de la provincia, desbancando de esa posición al PNV. Lo meritorio es haberlo conseguido en un territorio de un marcado carácter nacionalista y, sobre todo, cuando más acusada está siendo la amenaza de ETA contra este partido y sus miembros. Entre sus víctimas figuran Germán González (1979), Enrique Casas (1984), Juan María Jauregi (2000), Fernando Múgica (1996), Froilán Elespe (2001), Juan Priede (2002), Joseba Pagazaurtundua (2003) e Isaías Carrasco (2008).

Rafaela Romero podría presidir este fin de semana el congreso socialista

El PSE-EE guipuzcoano ha asentado su fortaleza en los grandes ayuntamientos, donde es la fuerza mayoritaria. Gobierna siete municipios (San Sebastián, Irún, Rentería, Lasarte-Oria, Andoain, Zumarraga y Eibar), que agrupan a más de la mitad de la población. Fue precisamente en las elecciones municipales y forales de hace dos años cuando, después de disipar las luchas que había dentro de la organización, dio el aldabonazo electoral y se situó como la fuerza más votada en esta provincia. Obtuvo el 26,4% y el 29,9% de los sufragios, respectivamente, una cota que no había logrado hasta entonces, y desbancó de esa posición casi hegemónica al PNV. Sólo en los últimos comicios autonómicos fue superado por los peneuvistas, aunque por una diferencia (porcentual y en número de votos) mucho más estrecha que en la cita de 2005. Su techo lo alcanzó en las generales del año pasado, al día siguiente del asesinato de Isaías Carrasco a cargo de ETA, con 127.840 votos (el 39,91% de las papeletas).

Los militantes atribuyen gran parte de este éxito y consolidación del partido en Guipúzcoa a la "labor sorda pero ingente" de Jesús Eguiguren; la capacidad de conciliar sensibilidades de Miguel Buen, y, en otra medida, el tirón electoral de Odón Elorza, quien cumple su quinto mandato como alcalde donostiarra.

Pero, de puertas adentro, la afiliación socialista también pone en valor la tarea "oculta e infatigable" del grupo de personas que componen el "magma" -así se autodenominan- del partido. Ahí se desenvuelven, por citar algunos, el abogado Julio Astudillo, ahora visible tras asumir la portavocía en las Juntas -su inspiración se escondía en los discursos de Esteban Eguren y Miguel Buen-, y Miguel Ángel Morales, una suerte de Rodolfo Ares en Guipúzcoa, que controla la vida interna del partido, afina las estrategias, organiza las campañas y ubica a los candidatos.

En el socialismo guipuzcoano están aflorando nuevos valores jóvenes, que apuntan muy alto. Como el alcalde de Irún, José Antonio Santano, ahora muy agazapado y entregado casi por completo a la gestión municipal, o la presidenta de las Juntas, Rafaela Romero, que se ha distinguido en poco tiempo por su inquebrantable labor en pro de la deslegitimación de ETA y apoyo a las víctimas del terrorismo -el Ministerio del Interior acaba de conceder la Medalla al Mérito Policial- y en la lucha contra la violencia de género. Romero podría incluso presidir el congreso del PSE-EE que se celebra este fin de semana en Bilbao.