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Montilla abandera la Cataluña serena

El presidente abre el debate de política general apelando al electorado centrista - Llama a defender el Estatuto, a centrarse en la crisis y a evitar "las aventuras"

Miquel Noguer

El gran partido de la recta final de legislatura se jugará en el centro del campo. El presidente de la Generalitat está convencido de ello y aprovechó el debate de política general que ayer comenzó en el Parlament para instalarse cómodamente en toda la zona central de la cancha mientras trataba de arrinconar en un extremo a Convergència i Unió. A un año de las elecciones autonómicas, José Montilla ofreció su cara más centrista y moderada para acercarse al electorado que, agobiado por la crisis, exige soluciones sin reparar demasiado en las soflamas soberanistas del mundo nacionalista. "No es tiempo para aventuras ni sorpresas, no estamos para inventos", concluyó.

El equipo del presidente preparó el discurso, de 1 hora y 40 minutos de duración, como la gran oportunidad para explicar el trabajo hecho durante la legislatura. También buscaban contrastar la "seriedad" de Montilla, convenientemente ilustrada con una larga lista de logros, frente a los mensajes "erráticos" de su principal rival y líder de Convergència i Unió, Artur Mas. Hoy, en el cara a cara entre ambos, se verá si la estrategia funciona, pero Montilla ya tomó carrerilla ayer proclamando desde la tribuna del Parlament su "amor" por Cataluña, que se tradujo, dijo en un compromiso sin fisuras con el Estatuto.

"Ante la crisis, máximo realismo y mínimo pesimismo", defendió Montilla
Sin referirse a las consultas soberanistas, apostó por el Estatuto como única vía
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El apoyo que amplios sectores de Convergència Democràtica, comenzando por Artur Mas, han brindado a las consultas soberanistas impulsadas por movimientos extraparlamentarios en varios municipios catalanes le fue como anillo al dedo al presidente para enmarcar a los nacionalistas de CiU en una espiral de radicalización que para nada conviene a Cataluña.

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Sin reparar en el hecho de que sus socios de Esquerra Republicana se han visto arrastrados por el mismo movimiento, Montilla dijo que la herramienta que defender en estos momentos es el Estatuto. Nadie en España entendería, según el presidente, que Cataluña renegara de su carta autonómica cuando apenas lleva tres años en vigor. "Cataluña no puede parecer como aquellas criaturas mal criadas que desean con deleite un juguete y cuando lo tienen lo abandonan reclamando otro nuevo". El comentario no cayó demasiado bien en la bancada de Esquerra Republicana, en la que muchos diputados se abstuvieron de aplaudir.

El tripartito sí apareció unido y relajado cuando el presidente fijó la lucha contra la crisis como su primera y casi exclusiva prioridad, con permiso de los miembros del Tribunal Constitucional. No hizo grandes anuncios, pero avanzó que, pese a las estrecheces presupuestarias, el Gobierno piensa ampliar las ayudas a la formación de parados y a los ayuntamientos, las administraciones que más están sufriendo la crisis económica. No concretó las dotaciones adicionales que prevé destinar a ello, pero aseguró que no le preocupa endeudarse. "Iremos al límite de nuestras posibilidades de déficit", dijo.

También en clave electoral, Montilla dejó claro que no emulará a José Luis Rodríguez Zapatero, quien en los comicios de 2007 se sacó de la chistera la rebaja de 400 euros del IRPF que el Gobierno ahora ha tenido que retirar. "No haremos electoralismo con la crisis económica, quien intente utilizar esta situación para ganar votos se equivocará", dijo Montilla.

El presidente no quiso arriesgarse a hacer una previsión de lo que queda de crisis ni aventuró si la economía ha tocado fondo. Sólo admitió que seguimos "en plena recesión" y que su Gobierno no bajará la guardia ni relajará las medidas de estímulo mientras no haya "garantías" de que se está saliendo de la depresión. Con todo, dijo ser "moderadamente optimista". Lo dijo para contrastar su discurso con el catastrofismo que previsiblemente exhibirán hoy los grupos de la oposición. "Máximo realismo, mínimo pesimismo", dijo a modo de lema.

La idea entronca con la voluntad del Gobierno de ahuyentar el fantasma del derrotismo y de asociar el tripartito con el éxito y la proyección exterior de determinadas empresas y personajes públicos catalanes. Así, Montilla encadenó en su discurso logros del Gobierno, como la nueva financiación de la Generalitat y la desalinizadora de El Prat, con los triunfos del cocinero Ferran Adrià o del científico Pedro Alonso, referente mundial en la lucha contra el paludismo. La portavoz del Partido Popular, Dolors Montserrat, hizo burla de ello: "Sólo le faltó atribuirse el triplete del Barça".

No estaba en el guión inicial que Montilla había trazado hace días para el discurso de ayer, pero la polémica generada por el informe que Presidencia encargó a un asesor externo y que examinaba las opiniones de varios periodistas sobre el tripartito obligó a un cambio de planes. Montilla evitó referirse al informe concreto, pero dejó claro que ha puesto coto a la manga ancha del Gobierno a la hora de encargar informes a asesores externos. Así, introdujo una referencia en el discurso para comprometerse a "ajustar" el gasto en informes externos y a "mejorar" la gestión en este aspecto.

El esfuerzo del Gobierno en presentar una imagen de austeridad y de control del gasto ante la crisis económica corre riesgo de resultar inútil a raíz de la auditoría externa que confirma que en 2007 el tripartito gastó como mínimo 700.000 euros en informes superfluos o que podrían haber redactado funcionarios en plantilla. Por eso Montilla subrayó que en época de crisis se ha de ser "ejemplar" en la gestión de los recursos públicos y añadió que el Ejecutivo "es consciente de que aún ha de ser posible en el futuro ajustar más este tipo de gastos, mejorar su gestión". Con todo, el presidente dejó claro que de la auditoría no se desprenden hechos "irregulares".

El presidente de la Generalitat, José Montilla, ayer en el Parlament.
El presidente de la Generalitat, José Montilla, ayer en el Parlament.EFE

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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