Manos libres para recetas económicas conservadoras
Los socialistas europeos temen recortes sociales por la influencia liberal
Si Alemania, la primera economía europea, gira a la derecha toda Europea bascula en la misma dirección. Tras el hundimiento socialdemócrata de ayer, la canciller Angela Merkel, al frente de la nueva coalición de centro derecha, tiene ahora las manos libres para aplicar las recetas conservadoras para salir de la crisis. Los socialistas temen que la influencia de los liberales en el futuro Gobierno suponga un recorte del Estado de bienestar.
Después de una caída del 5% del PIB en 2009, Alemania está empezando a salir de la recesión antes de lo previsto y podría volver a crecer a un ritmo del 2,5% los próximos dos años. En Bruselas se teme que Alemania, con un mayor peso de los liberales, reacios a la intervención pública, opte por retirar pronto los estímulos fiscales. Los efectos para las economías que todavía están metidas en la recesión serían catastróficos al no poder beneficiarse de las importaciones alemanas.
Las peticiones de salida coordinada de la crisis tropezarán con mayores dificultades a partir de ahora. En la reciente reunión del G-20 en Pittsburgh, la mayoría de mandatarios abogaron por mantener los estímulos fiscales este año y el siguiente. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, mostró incluso su irritación por hablar siquiera de salida de la crisis. Merkel, sin embargo, mantuvo un inquietante silencio. Alemania tiene otros objetivos. Frente al límite de un 3% de déficit público de la UE, el Parlamento alemán ha restringido este desequilibrio a un mero 0,35% para 2016.
En economía, Berlín ha marcado la pauta como prueban la estricta política monetaria del Banco Central Europeo o ha ido por su cuenta como hizo con el mantenimiento de la integridad de sus empresas, léase E.ON, la recapitalización de sus bancos sin divulgar la situación real de sus balances o el rescate de Opel. Pasado el tiempo de gracia electoral, el asunto de los bancos y el de la empresa automovilística pueden desatar un fuerte conflicto con Bruselas. Reino Unido, España y Bélgica no están dispuestos a ceder empleos en este sector a costa de Alemania, que en esta ocasión es menos productiva.
Por otra parte, la consolidación del centro derecha alemán debilita las aspiraciones socialistas para optar al puesto de Alto Representante de la UE, para el que se había barajado a Frank-Walter Steinmeier, el líder del SPD que ahora ha sido derrotado.
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