Boda en la derecha
Westerwelle logra la vuelta del FDP al poder 11 años después
A los cientos de militantes que esperaban en Berlín para celebrar la victoria les bastó ver un pie del candidato para romper en aplausos: "¡Guido, Guido!". Guido Westerwelle lo ha logrado a la tercera. Su propuesta de lograr una nueva mayoría que desplace a los socialdemócratas del Gobierno de Angela Merkel se vio ayer refrendada por el mejor resultado electoral de la historia del Partido Liberal Democrático (FDP).
La nueva mayoría que propuso FDP pasaba por un compromiso firme con la canciller Angela Merkel. No ha sido Angela Merkel, sino Westerwelle y su programa de reducción de impuestos y refuerzo de las clases medias, el que ha terminado con los cuatro años de "excepción democrática" que supone la coalición entre los dos mayores partidos.
Ahora, habrá oposición digna de tal nombre, con una izquierda dividida pero potente en su conjunto y con un viceministro, Westerwelle, que servirá para personalizar las aspiraciones neoliberales.
Los liberales han logrado la paradoja de formar un Gobierno de centro derecha en medio de una crisis que parecía exigir lo contrario. Lo ha hecho con una nueva imagen de seriedad, pero sin apartarse demasiado de sus planteamientos. El sonsonete liberal ha sido que la crisis se produjo mientras ellos estaban en la oposición, donde han purgado por 11 años. Tras agarrar el partido por las riendas y sacudirse su imagen inicial de frivolidad, Westerwelle se enfrenta ahora a una jefa de Gobierno a la que ha acusado de "socialdemócrata" durante los últimos cuatro años. El precio que pagarán los liberales durante los próximos cuatro años con Merkel está aún por tasar.
La semana pasada, en Potsdam, Westerwelle destacó sus dificultades con cualquier partido que no sea la CDU, aunque no se olvidó de atacar la moderación de su Gobierno. Se cierra así el paso a cualquier alianza a su izquierda, algo que en algún momento podría necesitar. Atrás quedan coaliciones como la que llevó a los socialdemócratas de Willy Brandt a la cancillería con apoyo liberal en 1969.
El final del último Gobierno del democristiano Helmut Kohl en 1998 pareció traer consigo el hundimiento de los liberales como partido bisagra. Los antiguos hacedores de reyes, que ponían y quitaban cancilleres a diestra y a siniestra, se vieron acosados por la pujanza del partido Verde. Parte de la clientela política joven y volátil que ha dado un respaldo masivo al FDP podría irse. Pero Westerwelle se va a casar con la CDU y con nadie más.
Las perspectivas no son tan buenas como los resultados. Cuando el FDP se vea subido en la enorme montaña de deudas acumuladas por los programas anticrisis y con las manos atadas a sus promesas de reducción de impuestos, sus votantes pueden verse decepcionados.
Los retos del nuevo Gobierno
- Crisis económica. Una de las prioridades es garantizar que la mayor economía europea, que salió de la recesión en el segundo trimestre, siga la senda del crecimiento.
- Impuestos y energía nuclear. Una coalición de centroderecha impulsará una bajada de impuestos y prolongará la vida de las centrales nucleares.
- Opel. El nuevo Gobierno tiene que asegurar que se cierre el acuerdo alcanzado por General Motors para vender Opel al grupo Magna. Están en juego la empresa y 25.000 empleos.
- Afganistán. Alemania y otros países abogan por que las fuerzas de seguridad afganas vayan tomando el control del territorio para ir preparando la salida de lossoldados extranjeros.
- Turquía a la UE. Una coalición de centroderecha será, en principio, más dura intentando bloquear el acceso de Turquía.
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