Rambo, elevado a estrella
Sylvester Stallone, premiado por su carrera cinematográfica
Cuando se anunció que Sylvester Stallone iba a recibir un premio especial al conjunto de su carrera (el Jaegger-Coultre Glory to the Filmmaker) a más de uno se le atragantó el desayuno. Otros creyeron que era una broma y los más osados reivindicaron la trayectoria profesional del inventor de dos personajes de culto —pese a quien pese— del mundo del cine: Rocky y Rambo, y su derecho a recibir el reconocimiento de un certamen dedicado al mundo del cine. "Este año empezaré a rodar Rambo 5, esta vez con un toque de ciencia-ficción y una veintena más de Rocky", decía Stallone a la prensa, que se mostraba ansiosa por conocer en qué anda metido ahora el actor.
El potro italiano reconocía al diario italiano La Repubblica: "nunca había imaginado que me darían este premio, dado la imagen que tengo, pero ya que me considero más un escritor que un director o un actor, este premio me da una energía especial".
Sylvester Stallone (1946, Nueva York) ya recibió dos nominaciones a los Oscar por Rocky en 1977, pero desde entonces su presencia en los circuitos cinéfilos se ha limitado a esporádicas apariciones en los razzies (los premios a las peores películas del año, una especie de anti-Oscar). Algo cambió con su reciente revisión de Rocky que le reportó buenas críticas y un magnífico resultado en taquilla.
Sentido de la ética
La crítica no fue tan generosa con su último Rambo (cuyo versión del director, con 12 minutos de metraje adicional se proyectó ayer en la Mostra). Pero Stallone que recaudó casi 300 millones de euros en todo el mundo con el filme ha defendido sin resquicios a su creación: "John es un tipo con un gran sentido de la ética. En la versión que se verá en el festival hay 12 minutos más dedicados a entender al personaje y no hay tanto foco en la violencia". Stallone también defendió las secuelas de ambas películas apelando a una teoría sencilla: "al espectador hay que darle cosas frescas y eso es lo que son las secuelas: son como encontrarse de nuevo con un viejo amigo. Al público le gusta eso".
El actor neoyorquino llegó al Palazzo del Cinema, sede del festival, en olor de multitudes. Firmó autógrafos y repartió sonrisas. Todo, después de dos días de descanso y relax en el Hotel Cipriani, convertido en los últimos años en una referencia para el famoseo hollywoodiense. "Obama y yo podríamos hacer una gran película de acción juntos", se atrevió Stallone a decir nada más bajarse de la lancha privada que lo había acercado a la Mostra. A la prensa italiana, rápida como el rayo, le faltó tiempo para darle título al improbable filme, Rambobama.
Ya en la sala de prensa y flanqueado por el director del festival, Marco Muller, el actor, guionista y director, impecable en un traje gris y corbata azul, defendió el papel de sus personajes en el cine actual: "siempre ha habido necesidad de tener algún personaje masculino de referencia. Un héroe, para mí, es alguien que tiene miedo pero que, al mismo tiempo, es capaz de superarlo y que a pesar de ese miedo es capaz de llegar hasta el final, aunque sea a costa de su propia vida. Un héroe es alguien que sabe lo que significa sacrificarse: ésa es mi concepción del héroe. Tengo muy claro que si no fuese por Rambo y Rocky yo no estaría aquí hoy".
Stallone finalizó su comparecencia con una nota de humor funerario que fue muy apreciada: "cuando me muera ya sé lo que dirán. Dirán que se ha muerto Rambo, y me parece muy bien: es muy sano". A las 22.30 empezaba en la Sala Grande el pase de gala con Rambo, que servía para cerrar la presente edición del Festival de Venecia. Seguramente la primera vez que una película de Sylvester Stallone se encarga de clausurar un festival de categoría A, pero puede que no la última.
Babelia
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