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Merkel ataca el vuelco izquierdista del SPD alemán

La canciller abre la campaña con duras críticas a sus socios en el Gobierno

La canciller alemana, Angela Merkel, previno ayer sobre las consecuencias de un pacto de ultraizquierda entre los socialdemócratas (SPD) y La Izquierda tras las elecciones del 27 de septiembre. La presidenta de la Unión Demócrata Cristiana dijo que el SPD está "desgarrado por una lucha de identidades". En un mitin ante 9.000 personas en Düsseldorf, la cúpula de la CDU y la de su partido hermano bávaro CSU abogaron de nuevo por una coalición con liberales (FDP).

El acto de ayer inauguró la recta final de la campaña democristiana, sacudida por los reveses electorales de Sarre y Turingia el 30 de agosto. Durante el fin de semana, los democristianos han encajado duras críticas por la matanza del viernes en Afganistán, causada por un oficial alemán, y por una serie de comentarios xenófobos de su dirigente Jürgen Rüttgers.

La guerra afgana ha entrado de lleno en el debate electoral

La plana mayor democristiana advirtió de que el candidato socialdemócrata, Frank-Walter Steinmeier, podría romper su palabra de no pactar con La Izquierda en un Gobierno federal, con los Verdes como tercer socio. En esa línea, el halcón Roland Koch aseguró ante los 9.000 simpatizantes que "no hay que hacerse ilusiones", porque SPD y La Izquierda "están en el mismo camino". El primer ministro bávaro (CSU) aseguró que "donde pone Steinmeier, están detrás (Oskar) Lafontaine y (Gregor) Gysi", los dirigentes de La Izquierda.

Después de que sus barones hubieran agitado a conciencia el espantajo de una coalición entre SPD y La Izquierda, Merkel mantuvo su línea de contención en los ataques y las críticas a Steinmeier, pero acusó al SPD de querer provocar el miedo de los alemanes a una coalición entre CDU y FDP.

El pasado viernes, en la provincia afgana de Kunduz, un oficial alemán solicitó a la OTAN un bombardeo que causó una matanza. El Ministerio de Defensa, a cargo del democristiano Franz Josef Jung, aseguraba que no hubo víctimas inocentes. La investigación de la OTAN apunta, según recogía la prensa alemana ayer, a que hubo decenas de civiles entre el casi centenar de muertos. El ministerio negaba la mayor y seguía hablando de 57 víctimas, todos talibanes. En Alemania, la mayoría es contraria a la misión de la Bundeswehr (Fuerzas Armadas alemanas) en el norte de Afganistán.

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Ayer, el partido Verde pedía que "la canciller asuma sus responsabilidades" mediante un comunicado oficial. La Izquierda, que es el único partido abiertamente opuesto a la presencia alemana en el país asiático, criticó la "política de desinformación" del Gobierno y pidió un debate parlamentario sobre Afganistán. A esto se suman las críticas desde la UE. Ayer, el dominical del diario Die Welt publicó que el ex canciller Gerhard Schröder (SPD) aboga por una retirada de Afganistán en 2015, lo que podría provocar una disputa en el seno socialdemócrata. Aunque brindó un par de elogios a Jung, Merkel eludió cuidadosamente mencionar la matanza en su mitin de Düsseldorf.

La canciller, sin embargo, se refirió al suceso en declaraciones antes de una reunión con su homólogo británico, Gordon Brown, informa France Presse. Merkel pidió a la OTAN una investigación rápida y completa y, junto a Brown, instó a celebrar una nueva conferencia internacional sobre Afganistán, con la intención de diseñar una estrategia quinquenal para el país asiático.

Otra polémica que podría dañar a la canciller fue protagonizada por el vicepresidente de la CDU, Jürgen Rüttgers, quién tuvo que disculparse por una serie de comentarios racistas. Según aseguró en un acto electoral en Duisburg, los rumanos trabajan menos que los alemanes. Además, Rüttgers abogó por "estrangular" a "no sé qué inversores chinos" hasta que inviertan capital en la ciudad alemana.

Ayer, en Düsseldorf, Merkel resumió el estado de la campaña en curso: "Las elecciones no están ganadas aún". La CDU, que en las encuestas sigue más de diez puntos por encima del SPD, ya vio en 2005 cómo ventajas parecidas estuvieron a punto de acabar en derrota. Con apenas un punto de ventaja, la CDU tuvo entonces que pactar la coalición de Gobierno con su rival. Durante los últimos meses, la canciller ha optado por prometer rebajas fiscales y rehuir la confrontación y hacer valer su enorme popularidad entre los alemanes. Una campaña, podría decirse, de baja intensidad. Ayer, los carteles y los coros que repetían "Angie, Angie" recordaban que ella es la principal baza democristiana. Sus simpatizantes la aplaudieron durante minutos de pie.

Merkel, durante el acto de ayer en Düsseldorf. En el atril se lee el lema de la CDU: "Tenemos la fuerza".
Merkel, durante el acto de ayer en Düsseldorf. En el atril se lee el lema de la CDU: "Tenemos la fuerza".AFP

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