La candidatura a un Oscar no cambió su carrera

La carrera de Frozen river hasta alcanzar su estreno en España ha sido larga. Y su protagonista, Melissa Leo (Nueva York, 1960), lleva por eso más de año y medio acompañando a este drama por festivales de todo el mundo. En enero de 2008 vio cómo su directora, Courtney Hunt, recibía el Gran Premio del Jurado del certamen de Sundance; en septiembre de ese año ella misma se llevó la Concha de Plata a la mejor actriz de San Sebastián; el pasado 21 de febrero Melissa Leo repitió galardón en los premios del Cine Independiente (uno de los momentos más aplaudidos de la tarde), y al día siguiente perdió el Oscar contra Kate Winslet -Frozen river tampoco consiguió la estatuilla al guión original-. Así que la charla con Leo se ha prolongado a través de un año y dos continentes.

"Debemos aprender a trabajar juntos. No creo en las fronteras, y sí en el talento"

La conversación arranca el 27 de septiembre de 2008, cuando la actriz llegó a San Sebastián muy emocionada a recoger su Concha de Plata. "No te puedes imaginar lo que supone este galardón. Llevo 20 años en esta profesión y decenas de películas y series, y excepto premios compartidos con el resto del reparto de 21 gramos y de Los tres entierros de Melquiades Estrada, yo nunca había ganado nada". Los nervios, que expulsaba en una mezcla de risa y lágrimas, no le dejaban articular muchas más palabras.

Meses más tarde, en la alfombra roja de los Oscar, Leo recordó algo importante que no había dicho en Donostia: "Transmite que deseo trabajar con directores españoles. No creo en las fronteras y sí en el talento".

El martes Leo conoció Madrid. Y la conversación continuó donde la había dejado en la entrada a la fiesta de Hollywood. "Mi español es muy malo", arranca en castellano, para proseguir en inglés. "Creo que el futuro del cine no está en Hollywood, sino en otros continentes. Debemos aprender a trabajar juntos entre talentos de varios países, a no perder la doble perspectiva artística local y global". Y el mejor ejemplo es Frozen river, que describe la amistad entre dos mujeres que para sobrevivir deben dedicarse al contrabando en la frontera entre EE UU y Canadá. "Un drama local que llega a gente de todo el mundo".

Melissa Leo es consciente de lo mucho que le debe a Frozen river. "No me importa dar entrevistas casi dos años después de rodarla. Si porque haga el esfuerzo de venir a España van cuatro personas más a las salas, lo doy por bien empleado. Y estoy muy orgullosa profesional y personalmente de este trabajo". Porque la película habla de la pobreza, de una América oscura, escondida a los ojos de sus conciudadanos. "Se nos llena la boca hablando de los niños de África, un problema real, por supuesto, pero olvidamos a los estadounidenses que pasan hambre. ¿Luchará Obama por ellos? No confío en los políticos, y sé que el presidente tiene las mejores intenciones, pero el día a día...".

En los Oscar su filme coincidió con otro similar en su concepción, The visitor, cuyo protagonista, Richard Jenkins, también fue candidato a la mejor interpretación. Extraños invitados para la fiesta de los oropeles. "Soy amiga de Richard y fue muy chirriante coincidir allí. Las dos películas hacen mejores a los seres humanos si aplicamos lo que vemos en pantalla". ¿Y que ganó ella con la candidatura? "Uf, nada. Soy actriz y sigo buscando un guión con talento allí donde esté".