"Pocos islandeses creen que la UE vaya a solucionarlo todo"
La primera ministra de Islandia, Jóhanna Sigurdardóttir (Reikiavik, 1942), no tiene ningún reparo en reconocer la división ciudadana que genera que el país nórdico haya solicitado el ingreso en la Unión Europea (UE). "Soy plenamente consciente", señala la mandataria a EL PAÍS en una entrevista realizada con cuestionario. Aunque en los últimos sondeos son mayoría los que rechazan la adhesión a la UE, Sigurdardóttir, tal vez cegada por la idea de un futuro "aún más brillante" dentro del esquema comunitario, confía en que el Gobierno de coalición sepa dar un vuelco a la situación antes de un referéndum. Si así fuera, deja claro que, llegado el momento, Islandia defenderá sus "intereses fundamentales".
"Dentro de la Unión Europea el futuro de este país sería aún más brillante"
"La codicia de los últimos años ha dejado una factura enorme"
Según Sigurdardóttir, el proceso de Islandia "no va a producirse por la vía rápida", como han criticado algunos países europeos, como Holanda y Francia, sino que "tiene por delante un camino más corto que muchos otros países", ya que lleva desde 1994 dentro del Espacio Económico Europeo (EEE) y "ha asumido el 75% del acervo comunitario". Otras voces apuntan al euroescepticismo del país nórdico como razón de peso para poner impedimentos a la adhesión.
"El debate sobre la UE no es nuevo en Islandia y mi partido [el socialdemócrata, que gobierna en coalición con los Verdes, contrarios a la Unión] ha defendido la adhesión durante cerca de una década (...). Es sólo ahora cuando esta postura goza del apoyo mayoritario del Parlamento [por una ajustada mayoría: 33 votos a favor y 27 en contra]", se justifica la primera ministra, convencida de que la Unión Europea y la adopción del euro son las llaves "para abonar el terreno para las próximas décadas" y para lo que "las generaciones venideras consideren deseable" vivir en Islandia.
Según una reciente encuesta de Capacent Gallup publicada en medios de comunicación islandeses, el 48,5% de los ciudadanos está en contra del ingreso y el 34,7%, a favor. "Hay que señalar que pocos islandeses creen que la adhesión sea la solución inmediata a nuestros problemas económicos actuales", afirma la mandataria socialdemócrata, que considera que el intenso debate de las últimas semanas sobre las cuentas de la firma Icesave tiene mucho que ver en esa percepción.
Sigurdardóttir ha centrado sus esfuerzos estas últimas semanas en lograr -pese a la indignación de miles de islandeses- que el Parlamento aprobase una polémica ley para compensar a los inversores de Reino Unido y Holanda por los 3.500 millones de euros perdidos tras el derrumbe del sistema bancario islandés. La quiebra del banco Lansbanki supuso la pérdida de miles de millones de euros de estas sucursales, que atraían a inversores británicos y holandeses con altos tipos de interés. El Gobierno de coalición dirigido por Sigurdardóttir se comprometió en junio a devolver esos fondos, y desde entonces, miles de islandeses han protestado contra la medida en las calles de Reikiavik.
"Todos están descontentos, mi Gobierno y yo también. Pero creemos que no se debe escurrir el bulto y debemos pagar lo estipulado en la normativa europea (...). Todo ello es parte de la enorme factura que los experimentos de liberalismo económico y la codicia de los últimos años han dejado al ciudadano de a pie en muchas partes del mundo", sentencia.
Para la dirigente, los resultados de los sondeos "no sorprenden" y recalca que "lo que verdaderamente será decisivo" es el acuerdo de adhesión a la UE que se le ofrezca a Islandia. La agenda de esas negociaciones estará marcada en gran parte por el asunto pesquero, "un importante fundamento de la economía" administrado por el Estado islandés mediante un sistema de cuotas. Preguntada por la posible pérdida de soberanía sobre este recurso, Sigurdardóttir lo tiene claro: "Sabemos que no tiene sentido pedirle al pueblo islandés que la soberanía se traslade al extranjero. No lo aceptaría ningún país de la UE si estuviera en nuestro lugar". Tampoco ve factible que en un futuro barcos españoles pesquen en aguas islandesas: "Eso es impensable".
Todavía no hay fecha para un referéndum, a la espera de que las reuniones con Bruselas lleguen a buen puerto. Si eso no ocurriese, Sigurdardóttir se muestra optimista y piensa que las perspectivas para el país siguen siendo "buenas". "Por supuesto que podemos vivir fuera de la UE, tal y como hemos hecho hasta ahora, aunque yo y mi partido creemos que dentro de la Unión el futuro sería aún más brillante", insiste.
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