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Primer trasplante de cara en España

El hospital La Fe de Valencia inicia el proceso para conseguir un nuevo rostro para un paciente - Sólo ha habido otros siete casos en el mundo

Una de las tres personas que están a la espera de un trasplante de cara podría estar a punto de recibirla. Este periódico confirmó anoche que en el Hospital La Fe, de Valencia, el equipo del doctor Pedro Cavadas había comenzado la extracción del rostro de un donante. El centro recibió el permiso de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) el pasado 25 de junio. Pero eso no quiere decir al 100% que sea su paciente el que vaya a experimentar la técnica. Habrá que estudiar la compatibilidad del tejido extraído, y ver cómo se ajusta a la estructura ósea del posible receptor. Lo lógico es que los médicos hayan intentado asegurarse lo más posible de que el rostro extraído sirva, pero hasta que no se acabe la primera fase del proceso no estarán seguros.

Hace menos de dos meses que Sanidad dio el permiso para la operación
Hay tres posibles receptores para los tejidos y 12 horas para implantarlos

Si el paciente (o la paciente, no se sabe su sexo) de Valencia no resulta el idóneo, será la oportunidad de los que están esperando en Sevilla o Barcelona. En las dos ciudades hay sendos hospitales (el Virgen del Rocío y el Vall d'Hebron) que también tienen ya el permiso para realizar la operación.

Como en todos los trasplantes que se hacen en España, prima el criterio de seguridad: el órgano se usará con quien mejor lo pueda aprovechar. Se calcula que pueden pasar 12 horas desde que se extraen los tejidos hasta que se implantan en otra persona, aunque todo se intentará hacer lo más rápidamente posible.

El proceso tiene dos partes, a cual más complicada. La primera, extirpar los tejidos que se quieren trasplantar, con sus vasos sanguíneos y sus terminaciones nerviosas. La segunda, adaptarlo al receptor. Se trata del trasplante más complicado que existe, y sólo se han hecho siete en el mundo (en China, Estados Unidos y Francia), algunos de ellos sólo parciales. La complejidad se debe a la gran cantidad de músculos y funciones que se intentan recuperar. "Es todo microcirugía", dijo Cavadas hace un año cuando pidió permiso para realizar la operación. Aunque señaló que también era muy complicada "la coordinación" con el equipo que preparaba al donante. Párpados y boca son los más peliagudos, pero además hay que asegurarse de que el resto (la parte en teoría más sencilla, piel y carne de la frente y las mejillas) también está bien conectada e irrigada si no se quiera que el receptor se convierta en una máscara inexpresiva.

Pero antes de todo ello, hay un paso previo con una gran complicación emocional: conseguir que la familia o el representante del candidato a donante dé el permiso para la intervención. Aunque España es uno de los países con una menor tasa de negativas familiares para permitir que se extraigan órganos de un cadáver para implantarlos en otra persona, ésta está, según los datos de la ONT referidos a 2008, en el 17,8%. Y eso cuando se les pide un riñón o un hígado. Se supone que en el caso de una cara la decisión es aún más complicada.

Y hay una tercera parte, en el caso de que todo vaya bien. Si se ha encontrado un tejido que se ajuste al tamaño y la estructura del receptor y que tenga unas características lo más parecidas posibles (sexo, edad, coloración de la piel); si se ha conseguido implantar y que, poco a poco (un proceso que empieza a dar sus frutos a los seis meses pero que puede durar años) adquiera movilidad, el receptor tiene que tomar toda la vida medicamentos para evitar el rechazo.

Por cuestiones de privacidad, ni el hospital ni la ONT han dado información sobre quién es el donante. Se supone -por lo que dijo el presidente de la ONT, Rafael Matesanz, cuando se dieron los primeros permisos- que se trata de una persona joven (su piel es más flexible, y sirve mejor para adaptarla a la estructura ósea del candidato a receptor) que habrá muerto de una manera súbita pero sin lesiones en la cara que impidan que se utilice.

Tampoco hay datos sobre el posible receptor, aunque se supone que también será joven y que tendrá algún tipo de malformación que irá más allá de lo meramente estético. Probablemente haya sufrido un accidente y no podrá comer, respirar o hablar bien, o esté tan afectado que le sea muy difícil hacer una vida medianamente normal.

Lo que sí se sabe es que si la intervención tiene éxito, la nueva cara se parecerá más a la del receptor que a la del donante. Ello se debe a que la parte trasplantada es una serie de tejidos blandos que toman en verdad su forma a partir de la estructura ósea donde se implanten. Los familiares del donante no corren el riesgo de encontrarse a su hijo o hermano por la calle.

Antecedentes de la intervención

- Noviembre 2005. Isabelle Dinoire, de 28 años, tenía la nariz y la boca visiblemente desfiguradas tras haber sufrido el ataque de su perro. Fue operada en el Hospital Universitario Norte de Amiens (Francia), por el cirujano Michel Dubernard.

- Abril 2006. Li Guo Xing, un cazador de 30 años, perdió parte de la cara al sufrir los mordiscos de un oso. Fue operado en el Hospital Militar Xijing de Xian (China), dónde recibió una mejilla, el labio superior y una ceja. Falleció en diciembre de 2008, supuestamente por haber dejado de tomar la medicación inmunosupresora contra el rechazo.

- Enero de 2007. Pascal Coler, 27 años, padecía neurofibromatosis, una enfermedad degenerativa que le desfiguró totalmente los rasgos faciales. El equipo del cirujano Laurent Lantiéri le injertó la nariz, la boca, la barbilla y una parte de la mejilla en el Hospital Henri-Mondor de Créteil (cerca de París).

- Diciembre 2008. Connie Culp, de 46 años. Un disparo de su marido le hizo perder el paladar, la nariz y los párpados inferiores. En la Clínica Cleveland de Ohio (EE UU) le injertaron el 80% del rostro de una donante, a excepción de la frente, los párpados superiores, el labio inferior y el mentón.

- Marzo de 2009. Un hombre de 28 años, desfigurado por un disparo de fusil, fue intervenido en el Henri-Mondor de Créteil por el equipo de Laurent Lantiéri.

- Abril 2009. Un hombre de 30 años, con fuertes quemaduras tras haber sufrido un accidente en 2004, se sometió en el Henri-Mondor al primer trasplante simultáneo de cara y de manos del mundo. Se le injertó toda la cara por encima de los labios: cuero cabelludo, nariz, orejas, frente y los párpados superiores e inferiores, así como las manos y parte de los antebrazos. Murió en junio durante una operación para eliminar una infección de su rostro.

- Abril 2009. James Maki cayó sobre un raíl electrificado del metro de Boston en 2005. A causa del accidente perdió la nariz, el labio superior, las mejillas, el paladar y varios músculos y nervios de la cara. Fue operado en el Brigham and Women's Hospital de Boston (EE UU).

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