Sabadell, Terrassa y Manlleu deciden crear la novena caja española
Cada entidad mantendrá la marca en su feudo - El dinero del FROB será para elevar el capital y pagar cierres - El supervisor pide más socios a la fusión
Las cajas de Cataluña, junto a las de Andalucía, están siendo las más activas a la hora de contribuir a redibujar el mapa financiero español. A las ocho de la tarde de ayer, tres de sus cajas comarcales -Caixa Sabadell, cuarta caja catalana por activos, su eterna rival y vecina Caixa Terrassa y, la más pequeña de todas, Caixa Manlleu- informaron de que sus respectivos consejos de administración acababan de dar luz verde a su intento de fusión.
La entidad resultante de un proceso que se espera culminar "a finales de septiembre" en su primera fase, sólo se gesta por ahora con tres actores, que suman 27.500 millones de activos, un tamaño que se considera pequeño desde la Generalitat y desde el Banco de España. Éste ha pasado el mensaje a las entidades de que sería deseable que la resultante sumara 35.000 millones de inversión crediticia, frente a los 21.500 de la nueva entidad.
El proceso deberá culminar a finales del próximo septiembre
Este volumen de actividad la coloca en el tercer puesto entre las 10 cajas catalanas (desbanca a Caixa Penedès) y en el noveno puesto por depósitos administrados (25.500 millones) entre las 45 cajas españolas. "Tenemos voluntad de constituirnos en una nueva caja de referencia, más dimensionada, más eficiente y con mayor capacidad para competir", subraya el comunicado de las tres cajas. La decisión de los consejos llega después de que los directores generales de las tres entidades mantuvieran un segundo encuentro la semana pasada con el Banco de España para analizar la viabilidad y las perspectivas del proyecto, y también con responsables del Gobierno catalán.
La operación necesitará ayuda del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), según fuentes cercanas a las entidades. En principio, se baraja que la petición al fondo de rescate sería de una cifra bastante inferior a los 1.000 millones, aunque todavía no se ha fijado. El dinero público se destinará a elevar los ratios de capital y pagar los costes de los cierres de oficinas y reducción de plantilla porque se considera que las tres entidades no tienen agujeros de importancia. La cuantía final dependerá de hasta donde se quiera llegar con la reducción de capacidad. El dinero necesario también estará relacionado con la flexibilidad del supervisor en la reconsideración de la necesidad de provisiones o la valoración de activos. El Banco de España quiere que todas las fusiones se planteen con ambición para evitar tener una segunda ronda de concentraciones y evitar así el desgaste político y de imagen que supondría aceptar fusiones en falso.
Nadie descarta en Cataluña que a las cajas del Vallès y de Osona se le acaben sumando otros actores, en función de cómo culminen los contactos para propiciar una fusión de las cajas públicas catalanas (Caixa Catalunya, Girona y Tarragona). Las dos últimas, y en particular Caixa Girona, han hecho llegar su resistencia a la Generalitat y buscan alternativas. Las quinielas colocan a Girona junto a Penedès con Laietana y Manresa, pero en esta fase incipiente tampoco se descarta que Girona, Manresa o Penedès acaben sumándose al proyecto bendecido ayer. Cuanto más adelantado esté el proyecto, será más difícil que se sumen otros.
El espaldarazo de los consejos era clave, pero algunos de los principales interrogantes de la operación siguen sin despejarse. Por ejemplo, dónde estará la sede, el futuro de los negocios aseguradores de Sabadell y Terrassa o cómo unificar plataformas informáticas, compartidas con otras cajas. Para ello, las entidades han creado comisiones de trabajo.
Tampoco están claras las duplicidades que se generarán. Casi un 80% de todas las oficinas (755) están ubicadas en la provincia de Barcelona. Fuentes próximas a las negociaciones admiten la existencia de "redundancias claras en los servicios centrales y de algunas otras en la red". Los sindicatos difieren. Fuentes de UGT estiman que, si la búsqueda de eficiencia va en serio, podrían tener que cerrar entre 100 y 140 sucursales y el excedente de empleados superaría la cifra de 400. Fuentes de CC OO han reiterado en varias ocasiones que las plantillas están bastante ajustadas y que el solapamiento de oficinas será asumible.
Sí está claro que las marcas de Sabadell, Terrassa y Manlleu se mantendrán en sus feudos, junto a una nueva marca comercial que será la que se emplee para el resto de la red. Las tres cajas crearán sendos consejos territoriales para "proponer, impulsar y hacer un seguimiento" de las obras sociales propias en igual proporción que hasta ahora.
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