"Jamás hay que olvidar que el libro es del editor"

Decir Francisco Pérez González, editor, es decir sólo un porcentaje de lo que la gente entiende cuando uno dice Pancho.

Y si dice Pancho no es necesario, ni aquí ni en América, decir los apellidos de este editor que desde la posguerra apostó por el libro en español. Fue una lucha, que él arrostró desde la propia UIMP, vendiendo libros que no circulaban fácilmente en España y que venían de América.

Aquella experiencia de librero ocasional ("colocaba las cajas por la mañana, las recogía por la noche; sobre todo tuve ocasión de hablar con gente muy interesante") fue el prólogo para su larga dedicación editorial, que pasa por la creación de Taurus primero, en 1954, y por la aventura de crear Santillana (con su amigo Jesús de Polanco) 10 años más tarde.

"Cuando empecé me recorría las librerías de España y de América"

Esa aventura lo ha llevado a otras, pero la primera es la que le viene a la mente cuando uno le pregunta cómo se siente ante el acto de mañana en la Menéndez Pelayo, que le entrega el doctorado honoris causa. "Imagínese: cómo iba uno a pensar que un día le iba a tocar algo así". Estará en la lista de gente de la alcurnia de Maxime Chevalier o Helmut Schmidt. Lo que a él le viene a la memoria, en seguida, es un recuerdo. "Para Ernst Lluch; le ayudé en lo que pude, cuando fue rector de la UIMP. Lo asesinaron hace nueve años. Un gran rector". Y otro recuerdo: "Hace veinticinco años me empeñé en que ahí se celebraran los encuentros de la edición iberoamericana. Quizá por eso me lo dan".

Esos encuentros han convertido en teoría su práctica, que hoy formaría parte de un decálogo para editores. "El libro es del editor; hay editores que han creído que con publicar ya tienen bastante. Y el libro hay que seguirlo a los medios, a las librerías. Cuando empecé me recorría todas las librerías, de España y de América. Había que poner el libro en los escaparates". Su práctica fue ésa, desde que dejó de ser un importador de libros (de Argentina, de México, de Chile) para las desnutridas librerías españolas. "Traíamos libros de Pablo Neruda, de Salvador de Madariaga; libros que se vendían abiertamente, libros que se vendían bajo cuerda".

Taurus nació como resultado de las conversaciones que mantuvo delante de las cajas vacías de aquella improbable librería que montaba en la UIMP. "Hablaba con Rafael Gutiérrez Girardot, y se nos ocurrió que hacía falta una colección de pensamiento. Publicamos a Teilhard de Chardin, entre muchos otros. ¡Los editores franceses de Teilhard no se creían que vendiéramos más que ellos!".

Taurus abrió también un sello para el humor, y otro para la narrativa. Así que Pancho fue el editor de Ignacio Aldecoa y de Rafael Azcona, entre muchos. Conoció a Jesús de Polanco en una cena, en torno a los sesenta, y luego se vieron en el fútbol, en un partido del Racing, el equipo de su tierra. Tanta casualidad les convirtió en amigos y cómplices. "Creamos Santillana. Le puse una condición a Jesús: yo iría temprano a trabajar. Él iría más tarde. Tengo la teoría de que es temprano cuando la gente discute. Y funcionó, hasta el final. Era mi líder, mi socio, mi amigo".

Pérez González es ahora consejero de honor de PRISA (empresa editora de EL PAÍS) y ha sido vicepresidente de Timón. En el mundo editorial ha sido presidente o miembro de los gremios que agrupan a sus colegas, y hoy es presidente de la Sociedad Iberoamericana de Amigos del Libro y de la Edición, un cargo que parece una metáfora de su vocación y de su pasado.