Una política lingüística basada en el consenso
El concepto que más veces figuró en la intervención de la consejera de Cultura, Blanca Urgell, al hablar de la política lingüística fue el espíritu de consenso, más allá incluso de los partidos políticos e incluyendo a los agentes sociales. Urgell presentó en el Parlamento vasco sus líneas de actuación para la legislatura, abogando por una sociedad bilingüe en la que la defensa de los dos idiomas oficiales no entre en colisión con los derechos fundamentales de los ciudadanos.
La consejera dijo que no había llegado "a romper nada" y en este sentido mostró su adhesión a las conclusiones alcanzadas en el documento Hacia un pacto renovado. Euskara 21. Bases para la política lingüística de principios del siglo XXI , que promovió el anterior viceconsejero de Política Lingüística, Patxi Baztarrika. Urgell leyó los 14 puntos de dicho documento, que asumió en su totalidad.
Y en el equilibrio entre derechos y libertades en esta materia, la consejera apostó por "promover la convivencia de lenguas y de hablantes" y dejar atrás "el conflicto lingüístico". Urgell reafirmó su compromiso con un "tratamiento economico y politico diferenciado" para el euskera y su promoción en el País Vasco y en el mundo.
Su prioridad será garantizar la "transmisión intergeneracional del euskera entre los hablantes euskaldunes", pero "sin tratar", precisó, "de forzar artificialmente la voluntad de la propia ciudadanía y con el respeto a la convivencia equilibrada".
Urgell señaló que "la persuasión" supone el instrumento más eficaz para convencer a la población que no habla euskera de que las medidas a favor de la lengua vasca no resultan una imposición.
La consejera defendió el impulso del Instituto Etxepare, creado en el último tramo de la anterior legislatura, para la difusión del euskera y la cultura vasca en el exterior. El proyecto tiene para el nuevo equipo "un carácter estratégico". Urgell no quiso hacer sangre con los errores cometidos en la convocatoria para cubrir las plazas por el anterior equipo del Departamento de Cultura, que elevó sustancialmente los sueldos ofertados a los trabajadores. "Son problemas de procedimiento, que en ningún caso constituyen irregularidades", dijo. Urgell disculpó específicamente de cualquier responsabilidad a su predecesora en el cargo, Miren Azkarate.
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