_
_
_
_
_

La subestación de Patraix es peligrosa, según un juez

Los vecinos de Patraix volvieron ayer a apuntarse un tanto en la batalla que libran contra la subestación eléctrica del barrio: la instalación es peligrosa. La primera prueba de que comportaba un riesgo fue la explosión que se produjo en la sala de uno de los transformadores en mayo de 2007. Luego llegó la decisión de un juzgado, en marzo de 2008, que anuló la licencia de obra concedida por el Ayuntamiento de Valencia al considerar que no se aplicó "el principio de precaución y cautela".

Ayer, la Comisión Pro-Traslado de la Subestación de Patraix informó de que otro juzgado ha declarado nula la licencia de actividad inocua concedida por el Gobierno municipal de Rita Barberá, lo que deja el permiso sin efecto al considerar la actividad como peligrosa.

Desde el principio, los vecinos sostuvieron que los trabajos que tienen lugar en estas instalaciones no son comparables a los de una floristería, un quiosco o un estanco; encuadrados todos ellos en la categoría de actividad inocua. "Incluso un kebab o una panadería requieren una licencia como actividad cualificada", señala la concejal socialista Carmina del Río. Las actividades molestas, insalubres, nocivas o peligrosas precisan de una tramitación diferente a la hora de conceder el permiso de apertura, mucho más exigente.

Por un lado, están abiertas a un proceso de presentación de alegaciones de posibles afectados. Además, en función de su nivel de peligrosidad o molestia, deben alejarse de núcleos urbanos, someterse a determinados horarios o aplicar medidas correctoras (aislamiento de ruidos, olores) que las hagan compatibles con la vida de los vecinos. Por todo ello, la subestación debería haber seguido un recorrido administrativo más exigente al final del cual, incluso se le podría haber negado la actividad. Sin embargo, no solo no se rechazó, sino que se admitió como una actividad inocua. Y, además, la licencia de actividad se concedió posterioridad a la de obras, lo que resulta aún más llamativo para los denunciantes.

La subestación, pendiente de traslado, se clausuró tras el accidente de hace dos años y solo se abrió a principios de año debido a una avería en otras instalaciones de Nou Moles. Por ello, la decisión del juez no tendrá efectos prácticos. Los tendría si Patraix estuviera abierta: debería cerrar hasta obtener la licencia de actividades calificadas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_