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CÁMARA OCULTA
Columna
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Vámonos al sur

Mientras los europeos deshojábamos la margarita sobre si participar o no en las votaciones al Parlamento Europeo, cientos de cineastas estaban buscando el voto con vistas a los premios de la Academia de Cine Europeo. Aún habrá que esperar al próximo festival de Sevilla para conocer las candidaturas y a diciembre para saber qué fimes ganaron, pero el tema está ya en plena ebullición. Cada película se juega en estos galardones más de lo que cree el espectador de a pie, a quien los temas de Europa parecen traérsela al fresco.

Curiosamente, en esas mismas fechas, lo que en España se estaba reivindicando eran las modestas cinematografías de países más pobres que el nuestro frente al más mayestático cine europeo. En Granada, por ejemplo, que mañana clausurará su Tercer Festival de Cines del Sur, se han visto no pocas buenas películas de África, Asia y América Latina. En Tarifa concluyó hace poco la sexta edición de su Festival de Cine Africano, este año con la peculiaridad de tener que esperar en ocasiones a que concluyera algún mitin político para poder dar cine en el mismo local. Por su parte, el festival que cada año se celebra en los campos de refugiados saharauis ha vuelto a contar por sexta vez con fuerte presencia de cineastas españoles, que al final proclamaron al unísono "todos somos saharauis". Detrás de cada uno de estos festivales hay gente que batalla por sacar a la luz cinematografías y realidades que suelen permanecer invisibles a los ojos de Europa.

Nuestro espejo

Hoy mismo se estrena en Madrid, discretamente, aunque precedido de éxitos en festivales, un documental que refleja una de esas tragedias. Cien metros más allá muestra la penosa forma de vida de muchos marroquíes que por supervivencia han de dedicarse al contrabando en la frontera de Melilla, esa que separa oficialmente Europa de África. Acarreando pesados fardos y sin saber lo que contienen, estos personajes se juegan la vida por unos poquísimos euros, con suerte unos cinco al día, que además deben compartir con los guardias a cambio de que hagan la vista gorda dejándoles atravesar el estrechísimo corredor que separa ambas realidades.

Hace un mes, dos mujeres murieron en una avalancha que se produjo en un paso similar en la frontera con Ceuta, y en éste de Melilla murió otra ciudadana hace un año. Son festivales y películas que prefieren mirar al sur, donde tenemos nuestro espejo.

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