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"Es una máquina de matar"

El acusado del triple crimen de Castelldefels lo niega todo

"Mi sobrino es una máquina de matar". La fiscal sostiene que eso es lo que le dijo Fernando Sánchez Medina a la policía y a la doctora que le reconoció al poco de ser detenido, acusado de matar a machetazos a un matrimonio y a su hijo, durante el atraco a una joyería de Castelldefels, el 25 de noviembre de 2005.

Desde entonces, no había declarado ni ante la policía ni en el juzgado, pero ayer rompió su silencio en la Audiencia de Barcelona. Para negarlo todo, con una coartada endeble. "Noté un golpe en la cabeza y no recuerdo nada. Cuando me desperté estaba en comisaría y me dijeron que había matado a tres personas".

Es muy probable que los testigos le contradigan, porque le vieron en la huida, hasta que se refugió en un habitáculo y la guardia urbana le echó el guante. Pero es que hasta el también acusado Juan Antonio Sánchez Medina, contradijo ayer a su tío y declaró que en la huida llevaba un revólver simulado y un machete de monte. Y que estaban ensangrentados. Lo que negó el sobrino es la tesis del fiscal, según la cual el tío cometió el triple crimen de la familia Royo porque él intimidó a las tres víctimas con una falsa pistola.

Los Royo eran tres personas humildes que habían hecho de ese comercio su medio de vida y a donde había acudido siete meses antes el supuesto asesino para instalar el aire acondicionado. Y un joven huérfano de padre y madre desde edad muy temprana eligió muy mal al tomar como modelo a su tío, un hombre que ya asesinó años atrás y que pudo salir en libertad tras engañar a un médico para que certificasen una grave enfermedad. Ahora afrontan una petición de 78 y 66 años de cárcel y el jurado decidirá sobre su culpabilidad.

Otro tribunal popular empezó a juzgar ayer en la Audiencia de Lleida a Miau You Long, acusado de matar de 15 cuchilladas a su jefe, propietario de un restaurante asiático de Balaguer (Noguera), informa Lluís Visa. El crimen se produjo el 27 de junio del año pasasdo en el local en presencia de la esposa y tres hijos de la víctima, para quien el acusado había empezado a trabajar ese mismo día en la cocina. Las acusaciones solicitan 25 años de prisión por asesinato.

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