_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Debo 9.254 euros

Me levanté el otro día por la mañana y me encontré debiendo 473,41 euros. Es la cantidad media que me toca como andaluz por la deuda que mantienen los ayuntamientos con la banca, 3.383 millones de euros. Puestos a recibir malas noticias, también descubrí que me corresponden otros 139 euros de media por la deuda de las diputaciones andaluzas, que se elevaba a finales de 2008 a 1.139,9 millones de euros. Me pongo a mirar más papeles, no fuera a ser que todavía me quedaran otras sorpresas por conocer, y me entero de que la deuda de la Junta con la banca asciende a 8.300 millones de euros, por lo que tengo otro débito de casi mil euros más. Finalmente descubro que, como la deuda del Estado asciende a 300.000 millones de euros y dividiendo entre los 40 millones de españoles, me vuelve a tocar algo más de 7.600 euros de déficit.

O sea, que acabo de descubrir que como ciudadano de mi pueblo, de mi provincia, de mi comunidad autónoma y de mi país, además de las deudas propias -que no es plan de contarlas en este artículo- tengo un déficit acumulado de 9.254 euros, euro arriba o euro abajo. En mi caso concreto, al formar parte de una unidad familiar integrada por cuatro personas, esto supone, y les aseguro que no era consciente de ello, que adeudamos a los bancos 37.000 euros que las distintas administraciones públicas se han gastado de un dinero que no tenían y, en la mayoría de los casos, sin consultarnos previamente, al menos en lo que a mi familia se refiere.

Vaya por delante que no tengo nada que objetar, siempre que ese dinero se haya gastado con transparencia y haya servido y sirva para mejorar la calidad de vida, no digo ya únicamente de mi familia, sino de la de todos los españoles, especialmente de los que tienen menos recursos. Creo que, en un tanto por ciento bastante elevado, ha sido así. No hay nada más que ver el cambio sustancial que se ha producido en este país. Además, si las instituciones se tienen que endeudar para prestar una mejor sanidad pública o una mayor calidad en su enseñanza, por citar algunos ejemplos, bienvenidos sean los números rojos, ya que se supone que se han ido acumulando a la vez que iba mejorando el estado de bienestar y el entorno donde vivimos.

Al igual que cualquier otro ciudadano no tengo ni idea si esta deuda per cápita que me han creado las instituciones públicas es mucha o poca. Desconozco también si en esto de deber más que ayer pero menos que mañana convergemos o no con otros países europeos, pero bueno será recordarles a los políticos que el montante económico empleado no está siendo pequeño, como demuestra el ritmo de crecimiento de la deuda pública en España. En el año 1982, las distintas administraciones sumaban un débito con la banca de 1,09 billones de pesetas. Ahora, 26 años después, esta cifra se eleva a 330.000 millones de euros, que traducidos a pesetas significa 50,52 billones. O sea, que se ha multiplicado prácticamente por 50.

Conocer la deuda que me corresponde como ciudadano de mi pueblo, de mi provincia, de mi comunidad autónoma y de mi país, me ha hecho pensar que deberíamos ser muchos más exigentes con las instituciones que han generado esta deuda y reclamarles mayor austeridad en el gasto público y mayor conciencia de que están gestionando el dinero de todos, que no es infinito pero sí sagrado. En general, los ciudadanos somos poco rigurosos a la hora de exigir explicaciones, demasiado benevolentes con todas las formas de corrupción que se practican desde el poder y sumamente indulgentes con el despilfarro. O sea, que no vale eso de decir: "Mira cómo se gastan el dinero, se nota que no es suyo". Ni el dinero es de ellos, ni la deuda que genera tampoco. Cada uno de nosotros debe 9.254 euros a los bancos. Yo lo descubrí la otra mañana, cuando me dirigía al trabajo con la crisis a cuestas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_