Proyectos divergentes
La visita de Netanyahu a la Casa Blanca anticipa serias discrepancias sobre Oriente Próximo
Con la visita del primer ministro israelí a la Casa Blanca, la diplomacia de Barack Obama ha dado sus primeros pasos relevantes en el avispero de Oriente Próximo. Washington ha previsto próximos encuentros con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y con el líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
Si hasta ahora los presidentes de Estados Unidos debían lidiar con el conflicto palestino como principal y casi exclusivo escenario político de la región, ahora el cruce de líneas de alta tensión es más complejo debido a los errores de Bush y del anterior primer ministro israelí, Olmert. Uno en Irak y otro en Líbano y en Gaza, ambos deterioraron gravemente la capacidad de disuasión convencional de sus respectivos países y contribuyeron, así, a colocar la proliferación nuclear en primer plano. Y ésta tiene un actor principal en Irán, que sobre la inquietud que suscita su programa atómico mantiene un discurso absolutamente radical contra Israel en el que no falta un componente antisemita. Por si faltaban pruebas sobre su peligrosidad, Teherán lanzó ayer mismo un misil en pruebas con alcance de 2.000 kilómetros.
Ahí radica la encrucijada ante la que tenían que haber alcanzado un principio de acuerdo Obama y Benjamín Netanyahu. La tarea no era sencilla y la visita del líder israelí no ha arrojado avances. Ambos Gobiernos discrepan sobre las prioridades y sobre el futuro que desean para Oriente Próximo. Mientras Washington estima que la cuestión palestina debe ser resuelta para abordar en mejores condiciones el dossier iraní -y de ahí que Obama haya exigido a Israel el fin de los asentamientos y la aceptación de la fórmula de los dos Estados-, Netanyahu quiere la inmediata detención del programa nuclear de Teherán, pero sin ofrecer ninguna garantía sobre el arreglo con los palestinos. Ayer mismo el líder derechista israelí aseguraba que había acordado en Washington la necesidad de conversaciones de paz con Siria y con los palestinos. Pero los hechos son contumaces: casi coincidiendo con la entrevista de ambos mandatarios el lunes en la Casa Blanca, Israel ha iniciado la construcción de una nueva colonia en Cisjordania.
Por primera vez en muchos años, los intereses de ambos países aparecen como abiertamente divergentes. En poco tiempo se verá si la política de Netanyahu lleva a Israel a una decisión trascendental para la paz y la seguridad mundiales: la de si actuar o no por su cuenta contra Irán.
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