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Entrevista:Juan Cruz Alli | Ex presidente del Gobierno de Navarra | Miradas sobre Euskadi

"Ahora el problema lo va a tener Sanz, que no podrá obstruir"

Como el héroe de El hombre que mató a Liberty Valance, Juan Cruz Alli está convencido de que no hay libertad sin ley. Por ello, hace décadas que el ex presidente de Navarra cree que este hecho, que traduce la idea de Montesquieu de que la libertad es "el derecho de hacer aquello que las leyes permiten", todavía no se ha abierto paso definitivo en Euskadi. También por ello el veterano político navarro, siempre y de forma abnegada, ha deseado "pelear" en el foro público para lograr un sincero acercamiento entre Navarra y el País Vasco.

Una relación y un espacio que las dos comunidades compartían en muchos campos, como la cultura, el económico y sobre todo el humano, teniendo en cuenta la enorme emigración rural que se produce hacia ciudades como Pamplona, que en los años sesenta viven el boom de su incipiente industrialización. Emigración también de numerosas familias hacia el País Vasco, que requiere de mano de obra y en donde nacerán o se integrarán futuros dirigentes de la política vasca como Ramón Jauregui, Javier Rojo o Carlos Iturgaiz. "Eso da pie a muchas relaciones, vínculos personales y familiares. Mi hermano, por ejemplo, desarrolló su carrera en San Sebastián, y mis sobrinos son guipuzcoanos, del Goierri, nacidos en Mondragón, en donde trabajo su padre en el grupo Fagor", recuerda Alli.

"Pese a ser hombre de partido, Ardanza bordaba su papel institucional"
"A Arzalluz le escuché los mayores disparates contra Garaikoetxea"
"Me acusaron de ser un infiltrado del PNV, un submarino del nacionalismo"
"El Gobierno vasco tiene medios para luchar contra la lacra terrorista"
"Las relaciones se deterioran cuando el nacionalismo suma a Navarra en su proyecto"
"Tenemos que reconocer a Zabaleta su valentía, como 'Yoyes', para salir de ese mundo"
"Ya se sabe eso de las dos almas del PNV, pero nunca conseguirá los votos de HB"
"Creo en la cooperación, en el euskera, que es patrimonio cultural de Navarra"
"Aralar ha recuperado ese izquierdismo de la 'gauche divine' pequeñoburguesa"
"Los radicales se dan cuenta de que esta situación sólo les lleva a la vejez"

El parlamentario foral, con su habitual chaqueta azul marino y una corbata moderna, sentado en una de las mesas de la sede de CDN, en la primera planta del número 7 de la Avenida Carlos III de la capital navarra, habla deprisa, pero de forma concisa y clara, como buen profesor que es de la UPNA, la universidad pública. Es momento de recuerdos, y por ello apunta que su madre era de Pamplona, nacida en la Calle Mayor, mientras que su padre, un antiguo requeté, procedía del Duranguesado.

Muchos de sus amigos estudiaron en la Universidad de Deusto o en la Facultad de Sarriko, y las relaciones con el País Vasco se veían "como normales, muy enriquecedoras". Era una relación fluida, sin especial carga política, que sólo se deteriorará a partir de la transición democrática, "cuando el nacionalismo vasco incorpora a Navarra en su proyecto político". Ello supondrá un punto de inflexión que va a cambiar esa ligazón, sobre todo a partir del verano de 1977, cuando los abertzales, encabezados por el viejo líder nacionalista Telesforo Monzón, deciden recorrer Navarra en la llamada Marcha de la Libertad reivindicando su integración e incluso la independencia para una futura Euskal Herria.

Alli recuerda que habló muchas veces con Xabier Arzalluz del "error inconmensurable" que supuso tal marcha, que en Navarra se vivió como una autentica agresión, una "marcha de conquista" con ikurriñas y gritos de independentzia. En algunas zonas de Navarra, como la Ribera, suscitó automáticamente un rechazo radical. "La gente cerraba persianas y ventanas. De ver el tema vasco como algo cultural, folclórico y lingüístico normal se pasó a verlo como un elemento de rechazo. 'Vienen a por nosotros', decían, y así lo vivió mucha gente".

Años antes de la criticada marcha, Alli militó, como toda su familia, en el carlismo, participando muy joven en algunos de los actos en Montejurra. "En esos años, ser carlista era como ser del PNV. Es como una comunión. Más que un partido es un espacio de integración y convivencia". Pero Alli evoluciona y se irá incorporando al mundo de la democracia cristiana de la mano de sus amigos de Cuadernos para del Diálogo.

Tomando como modelo los partidos socialcristianos de la posguerra de Alemania, Italia o Francia, Alli y unos cuantos colaboradores fundan el Partido Social Demócrata (PSD). De ahí salta a la UCD, con la que colabora en aquellos años de la transición. Nunca llegó a tener carné, pero sí ayudó de forma intensa. "No tuve otra oportunidad, pero es verdad que pudimos haber ido perfectamente al PSOE, como lo hicieron amigos como Gregorio Peces Barba o Salvador Pons. No se pudo porque, identificándonos con UCD, algunos miembros de la dirección socialista nos vetaron". Después, y aunque recibidos por algunos con cierto recelo, UPN les abrió los brazos.

Desde sus mismos inicios, UPN mantiene una relación extraña muy tensa con los nacionalistas, en particular con Carlos Garaikoetxea, entonces ya nombrado primer lehendakari del periodo preautonómico, al que conocía desde muy joven. Mayor que Alli, Garaikoetxea, cuyo padre, carpintero, había sido presidente del Círculo Carlista de la Rochapea, mantiene como toda su familia unas buenas relaciones con la del anterior presidente foral. "Siempre nos hemos tratado como gente muy conocida del barrio. Tuve más relación con su hermano más joven, Miguel Ángel, pero como lehendakari no tuve oportunidad de verlo". En esa época, el entonces líder de UPN, Jesús Aizpún, se opone frontalmente a cualquier pacto de cooperación con los vascos y critica que la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución supone un mecanismo de concesión por parte del Gobierno de Adolfo Suárez al Ejecutivo de Garaikoetxea para integrar Navarra en Euskadi.

Ese debate todavía subsiste, porque la Transitoria Cuarta ahí sigue, y durante estos años Miguel Sanz, actual presidente foral y ex líder de UPN, ha vuelto a sacarlo a la palestra llamando a rebato para oponerse frontalmente. "Hoy esa sensibilidad de UPN ha desaparecido y nadie se atreve a plantearlo de nuevo, pues sería un error grave. Tampoco lo ha hecho el nacionalismo vasco en Navarra, al temer otro aislamiento como en 1977". De esa situación se llega a un nuevo planteamiento que se recogerá en el Amejoramiento Foral para establecer un espacio de relaciones institucionales de cooperación entre Navarra y la comunidad autónoma vasca.

Es a lo que se va a dedicar con ahínco años después, ya desde su Gobierno, Juan Cruz Alli, cuando es nombrado en 1991 presidente de Navarra. "Cuando llego al Gobierno, uno de mis planteamientos es apoyar la cooperación y fomentar la presencia navarra en foros institucionales con otras comunidades y regiones fronterizas, incluso francesas".

Con la ayuda del lehendakari Ardanza y del presidente de Aquitania, Jean Tavernier, adhieren en febrero del 1992 al Foro Aquitania a Euskadi y Navarra. Alli empieza a visitar a todos los presidentes autonómicos por cortesía y con Ardanza, al que conocía anteriormente por su trabajo en Caja Laboral, inicia una excelente relación. "Es una persona abierta con la que tuve buena sintonía desde el principio, una relación personal muy cordial, a pesar de las dificultades que suponía tener proyectos políticos muy distintos. Ardanza jamás estuvo por encima de su papel de presidente de su comunidad. Y a pesar de ser hombre de partido, bordaba su papel institucional", indica.El presidente navarro también se relaciona con Arzalluz, al que conocía de algún debate o por amigos comunes como Jesús Lizarraga, antiguo compañero jesuita del entonces presidente del PNV. "No tuve ninguna relación de amistad efusiva, sino una respetuosa en una época en que él estaba mucho menos radicalizado que ahora. Sí me sorprendió en más de una ocasión escucharle los mayores disparates contra Garaikoetxea. Evidentemente, no le tenía mucho afecto".

En sus cuatro años como presidente foral, Alli intenta llevar a UPN a posiciones más centristas y menos intransigentes en su navarrismo, propugnando ese mayor entendimiento con Euskadi. Pero en 1994 se inicia un periodo tenso con su partido, lo que le lleva a abandonar UPN en 1995 y crear un nuevo partido: Convergencia de Demócratas de Navarra (CDN). La ruptura le acarrea duras descalificaciones de sus antiguos compañeros, que le acusan de ser "un agente infiltrado del PNV", un "submarino del nacionalismo vasco", o de llevar la txapela "por ser abertzale". "Cosas pintorescas, como lo de la txapela, que he llevado toda mi vida, como la llevó mi padre y mucha gente en Navarra", replica. "Se dicen muchas tonterías como éstas. Y les tuve que decir que yo soy tan navarrista como ellos, pero más racional, que creo en el espacio constitucional, en la cooperación, en el euskera, que es patrimonio cultural de Navarra, y que es de idiotas dejar al nacionalismo que lo utilice como ingrediente exclusivo".

- Pero después de 30 años de democracia, el nacionalismo vasco sigue presente en Navarra, y ahí están los ejemplos de Nafarroa Bai o de Aralar, que han conseguido unos resultados exitosos.

- Su éxito se debe a un reagrupamiento en coalición de fuerzas nacionalistas, y además a una imagen nueva, joven, izquierdista y vasquista que decide valientemente denunciar la violencia de ETA y romper con el mundo radical de Batasuna. Recuperan, además, ese izquierdismo de la gauche divine pequeñoburguesa, pero también de la izquierda nacionalista progresista. Son hábiles y controlan su imagen identificándose como una opción de izquierda plural y apartándose de la simbología nacionalista. Por ejemplo, en las últimas campañas electorales no sacan ikurriñas al ser conscientes de que ese símbolo, que es el suyo, les resta votos.

Tanto Nafarroa Bai como Aralar han dañado enormemente a los radicales del mundo de Batasuna, que, según Alli, también en Navarra ven cómo las nuevas opciones les quitan votos y cómo en el seno del mundo de los presos etarras aumenta el movimiento contestatario. "Se dan cuenta, poco a poco, de que no tienen expectativas y que esta situación sólo les lleva a la vejez".

Sin embargo, la creciente debilidad del mundo radical no impide que ETA vuelva a aparecer periódicamente en Navarra, sobre todo con sus amenazas a los industriales a través del chantaje del mal llamado impuesto revolucionario, que aquéllos denuncian reiteradamente. "Aquí, la Confederación de Empresarios adoptó la actitud valiente de denunciarlo. En Guipúzcoa y Vizcaya prefieren callarse y contemporizar". La violencia terrorista será para el político navarro el gran reto del nuevo Ejecutivo de Euskadi. "El Gobierno vasco tiene medios para luchar contra esa lacra, y en una sociedad como la vasca la Ertzaintza puede tener los ojos abiertos, porque en todos los pueblos todo el mundo sabe quién es quién. Se debe transmitir esa información y se debe acabar con la impunidad".

- ¿Y en Navarra?

- También con eficacia policial, pero en Navarra la cosa está mucho más clara, porque el rechazo social es mucho mayor, hasta el punto de que el propio mundo nacionalista ha ido marginando a esta gente. Incluso Aralar se ha convertido en blanco de amenazas y en uno de sus enemigos más claros. Tenemos que reconocer a Patxi Zabaleta [coordinador general de Aralar] su valentía y mérito para salirse, como Yoyes, de ese mundo, porque sé por algunos amigos lo que cuesta eso.

Al margen de la lucha común contra ETA, el ex presidente navarro aborda con optimismo el posible cambio en las relaciones entre las dos comunidades, porque las premisas pueden ser idénticas a las que tuvo el Gobierno navarro tripartito en su acercamiento al Ejecutivo de Vitoria. "Ahora, el problema lo va a tener Miguel Sanz, porque no va a poder seguir con su política de obstrucción y utilizar ese proyecto de cooperación simplemente para la descalificación y su visión partidista. Si el Gobierno vasco se plantea crear ese espacio dentro del marco constitucional, foral y estatutario, la dificultad la tendrá UPN".

Para el dirigente de CDN, lo primero sería crear una mesa, se llame como se llame, para salir de esa satanización de los términos del 96. Hoy, crear ese espacio resulta más fácil porque ya existe con el artículo 145 de la Constitución, el 70 del Amejoramiento Foral y el 30 del Estatuto de Gernika. Aquel convenio de cooperación no pudo avanzar porque, tal y como sospecha Alli, al igual que otros políticos de su entorno, la filtración sobre la famosa cuenta bancaria en Suiza que tumbó al presidente socialista Javier Otano fue calculada para hundir la fórmula del tripartito como alternativa a UPN y para cargarse el posible acuerdo entre Euskadi y Navarra.

Una cooperación descartada años después por la cerrazón de UPN, pero también por la deriva soberanista del lehendakari Ibarretxe, que para Alli "no tiene ni pies ni cabeza", siendo además una estrategia pensada precisamente de cara al mundo abertzale radical. Ibarretxe rompe con el pragmatismo histórico de su partido y se va al otro extremo del péndulo, quebrantando las reglas de juego y toda posibilidad de contacto con el Gobierno de Navarra y sus partidos. "Ya se sabe eso de las dos almas del PNV, pero nunca conseguirá los votos de HB. Es que no leen a sus mayores. Tendrían que mirar un poco más a Cataluña, que al final consigue sus propósitos por vía democrática y, sobre todo, aceptar que pueden estar también en la oposición. Eso es elemental. La reacción que está teniendo el PNV es profundamente antidemocrática. Es una deriva autoritaria, por no llamarla totalitaria. Me recuerda la reacción de UPN contra nuestro tripartito, cuando afirmaba que les habíamos robado el Ejecutivo".

Tampoco lo va a tener fácil el nuevo Gobierno vasco, porque toda la estructura del poder está en manos peneuvistas. Pero si el PSE logra pasar una legislatura, igual puede consolidarse como alternativa, "siempre y cuando el PP juegue limpio y se muestre generoso olvidándose de la política nacional, pero es una fórmula difícil".

La larga charla con Juan Cruz Alli llega a su fin con el triste y convulso andar del Partido Socialista Navarro durante las dos últimas décadas, un PSN que no levanta cabeza y tiene muy difícil convertirse en verdadera alternativa en los próximos años. Ésa ya es otra historia.

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