"Si la novela es un edificio, el cuento es una cabaña"

Ha explorado diferentes voces y se ha metido en 12 mundos distintos hasta dar con un punto de unión entre ellos. Vicente Molina Foix (Elche, 1946) crea en Con tal de no morir (Anagrama) todo un universo de relatos breves en los que el mundo imaginario se entromete en el real. "Me ha quedado el deseo de seguir cultivando más el cuento porque me ha provocado una sensación de plenitud que hasta ahora no había sentido", apunta el escritor. Aparcará durante un tiempo la literatura para adentrarse de nuevo en el mundo cinematográfico.

La película -El Dios de madera se llama, y le mantendrá ocupado durante los próximos meses- está basada en un cuento que escribió hace años. El filme contará con la actuación de Marisa Paredes y se rodará a partir de agosto en el centro de Valencia. Molina Foix, premio Nacional de Narrativa en 2007 por su novela El abrecartas, debutó en el cine en el año 2001 con Sagitario. El escritor es autor del guión de El Dios de madera, que contará con cuatro personajes centrales; una madre viuda y su hijo, que viven en la misma casa, aunque en espacios diferentes, y dos inmigrantes, un marroquí y un senegalés, que interpreta Madi Diocou. Ellos aparecen en sus vidas de forma casual. "Desde que le vi frente a mí supe que Madi tenía que ser uno de los protagonistas. Además, ha vivido una experiencia similar a la que se cuenta en la película. Llegó a España en patera, igual que lo que sucede en la historia que yo he creado", puntualiza el escritor.

Molina Foix escribe en su casa, desde donde se contempla una vista espectacular de los tejados de Madrid, y desde allí reconoce que el cine ha sido siempre "un segundo amor y a veces un primer amor", y cree que su primera película fue una experiencia "muy satisfactoria".

Sobre su última publicación, Con tal de no morir, Molina Foix subraya que es su trabajo "favorito", porque está integrado por cuentos que ha hecho ex profeso para el libro y porque "siempre el escritor tiende a querer al último hijo que da al mundo".

Habla entonces de lo que siente cuando escribe: "Quiero responder como autor las inquietudes que siento como lector. Cuando me pongo a escribir lo hago día a día, sin un proyecto concreto y manteniendo el suspense del relato incluso para mí. La escritura es como estar en un precipicio en el que no tienes ninguna red que te pueda sostener. Mientras la novela es un edificio de larga construcción, el cuento es como si creases una pequeña cabaña de un bosque".