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Virosque busca apoyo de la Cámara en un pulso laboral

Si hoy no hay acuerdo, llevará el convenio a Magistratura

Miquel Alberola

Valencia

El presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, Arturo Virosque, convocó ayer un comité ejecutivo extraordinario para explicar las diferencias que mantiene con la plantilla y por las que llegó a deslizar una amenaza de dimisión. El desencuentro se produce ante la negativa de los trabajadores (la Cámara tiene 140 empleados) a concentrar las vacaciones en agosto, mes en que la actividad de la entidad se reduce a la mínima expresión debido al parón vacacional de la mayoría de las empresas.

La revisión del convenio respecto a las vacaciones disparó el conflicto

El plan presentado por Virosque trataba de modificar la dispersión de las vacaciones entre julio y septiembre contemplada por el convenio de 1992 para evitar la ausencia de empleados en meses de plena actividad. Pese a que el comité de empresa llegó a aceptar la propuesta, la asamblea de trabajadores la tumbó, lo que motivó que Virosque condicionara su continuidad al frente de la Cámara a sacar adelante la modificación. Sus palabras motivaron un manifiesto emitido por la plantilla en el que ésta aceptaba la "inmediata dimisión" de Virosque y denunciaba el "trato vejatorio" al que es sometida por parte del presidente, así como los efectos laborales negativos derivados de su gestión, como "pérdida de la antigüedad, congelación de salarios, despidos improcedentes, imposibilidad de promoción interna...".

Ayer, Virosque matizó sus palabras. Según explicó, no hizo ninguna referencia a dimitir, sino que aludió a que no podría estar en un sitio en el que los trabajadores le impusieran determinadas condiciones, algo, que, aseguró, "no sucede en ninguna empresa". El presidente de la Cámara centró el conflicto en que el convenio contempla que los días trabajados en agosto se repartan en puentes a criterio del trabajador y no en función de los intereses de la empresa. Según refirió, la negativa a revisar ese punto mantiene cerrado el convenio a la incorporación de mejoras contempladas en un estudio de la Cámara realizado en 2005. "La imposibilidad de revisarlo impide, incluso, adaptarlo a las necesidades de conciliación de la vida laboral y familiar como marca la ley", afirmó.

Por su parte, fuentes de la plantilla indicaron que son los trabajadores los que llevan mucho tiempo pidiendo modificar el convenio para adecuarlo a las nuevas necesidades, como la conciliación familiar.

El comité ejecutivo de la Cámara respaldó ayer la gestión de Virosque en el conflicto, al considerar que la organización del trabajo es potestad del presidente de la institución. Virosque comunicó ayer al comité ejecutivo que deja la negociación en manos de la secretaria general de la cámara, Ana Encabo, que hoy mantendrá una reunión con el comité de empresa para debatir el acuerdo sobre las condiciones laborales, los planes de promoción y la formación continua. Virosque aseguró que si hoy no se alcanza un acuerdo, llevará el convenio a Magistratura de Trabajo.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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