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Reportaje:ASIA

Vigilancia de excepción

China prefiere errar por exceso de precaución, y México la acusa de confinar a sus conciudadanos "sin fundamento"

Con el recuerdo de la epidemia de SARS (siglas inglesas de síndrome respiratorio agudo y grave), en 2003, aún fresco y el virus de la gripe aviar rondando, Asia ha tomado estrictas medidas para evitar, en la medida de lo posible, que la nueva gripe se extienda en la región. Los gobiernos de la zona quieren evitar que se produzca una situación como aquella, que provocó centenares de muertos y asestó un duro golpe a sus economías.

Las débiles infraestructuras sanitarias —sobre todo en las zonas rurales—, la pobreza y sus enormes poblaciones hacen especialmente vulnerables a países como China o India, en caso de que el virus se propague. En Indonesia, por ejemplo, han muerto 119 personas por la gripe aviar desde 2003.

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De ahí que los gobiernos de la región hayan tomado decisiones que, en algunos casos, han sido calificadas de draconianas, como las cuarentenas forzadas. En paralelo, han activado los sistemas de vigilancia de temperatura de los pasajeros en los aeropuertos, y están almacenando antivirales y otros equipos médicos para luchar contra una posible pandemia. Un claro ejemplo de las medidas tajantes es el aislamiento del hotel Metropark en Hong Kong, con más de 300 clientes y trabajadores dentro —entre ellos, ocho españoles—, decretado el viernes pasado, después de que un mexicano que se alojó en el mismo fuera diagnosticado positivo para el virus. Fue en el primer caso confirmado de esta gripe en Asia, al que se sumó un segundo en Corea del Sur, disparando las alarmas en el continente.

"Prefiero errar por demasiado precavido que perder la oportunidad de contener el virus", ha afirmado Donald Tsang, jefe ejecutivo de Hong Kong, ante la dureza de las medidas. El Gobierno de la ex colonia británica fue muy criticado por no haber actuado con suficiente celeridad ante el brote de SARS, que saltó al mundo desde Hong Kong, tras haber surgido en Guangzhou (sur de China). El virus acabó matando a 774 personas —de un total de 8.096 infectados—; 349 de ellas en China continental, y 299 en Hong Kong. Ahora, la ex colonia ha preparado un campo de vacaciones situado en las afueras de la ciudad como zona de cuarentena.

Más de un centenar de personas que viajaron en los vuelos que tomó el contagiado mexicano de Hong Kong han sido aisladas en Pekín, Shanghai y otras provincias. Muchas son mexicanas, lo que ha provocado las protestas de la ministra de exteriores, Patricia Espinosa, que asegura que han sido confinadas, aunque no hayan mostrado síntomas de enfermedad, "en condiciones inaceptables". "Son medidas discriminatorias y sin fundamento", ha declarado Espinosa, criticando también duramente la prohibición de los vuelos procedentes de México decretada por Pekín.

En Singapur, los cambios a la legislación realizados durante el SARS permiten a las autoridades recluir en sus casas de forma obligada a los sospechosos de estar infectados, bajo amenaza de cárcel. Japón ha ordenado a los hospitales que preparen zonas especiales para los posibles contagiados, y ha dicho que suspenderá las clases en los colegios y prohibirá las concentraciones de gente si estalla un brote. Mientras tanto, va a intentar acelerar el desarrollo de una vacuna.

China ha vetado la importación de carne de cerdo de México y de tres estados de EE UU. Australia ha aprobado la posibilidad de poner en cuarentena a los sospechosos en contra su voluntad. El plan de acción contra la pandemia, actualizado el mes pasado, permite adoptar "medidas extraordinarias".

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