Hallados restos humanos ocultos bajo losas en una cueva de O Courel
En 1992 aparecieron en la misma gruta los cráneos de un hombre y una mujer
Restos óseos probablemente pertenecientes a dos cuerpos han aparecido en una gruta kárstica de O Courel, ocultos por piedras y bastante deteriorados. Se trata de la Cova Arcoia, una cavidad muy apreciada por los espeleólogos por sus llamativas formaciones calizas pero que todavía no se encuentra totalmente explorada debido a su difícil acceso. La entrada de esta cueva se encuentra casi en la cima de la montaña, próxima a Céramo, una aldea prácticamente abandonada en el Val de Visuña. Los restos humanos se hallan en el fondo de una galería situada al comienzo de la cueva. La entrada es tan vertical que los visitantes suelen pasarla de largo para dirigirse a las salas principales, donde se encuentran las vistosas estalactitas y estalagmitas de Arcoia.
Los expertos están divididos y algunos creen que datan de la Guerra Civil
Los vecinos cuentan historias de roxos y carlistas huidos en las grutas
Estos huesos podrían estar relacionados con dos cráneos que fueron descubiertos en el mismo lugar en 1992 por la paleontóloga Aurora Grandal y el equipo del Instituto Universitario de Xeoloxía Isidro Parga Pondal, de Laxe, que dirige Juan Ramón Vidal Romaní. En aquella ocasión, según el propio director del centro, en el lugar "sólo estaban los cráneos y unos pocos huesos más". Según el inventario que se elaboró en aquel momento, había un par de calaveras incompletas y bastante fragmentadas, varios dientes, un húmero, un cúbito y un radio. De lo demás ni rastro, dice Vidal Romaní, que explica que aquellos cráneos fueron depositado después de su análisis en el Museo Provincial de Lugo.
La incógnita sobre estos huesos descubiertos hace 17 años en la Cova Arcoia siempre quedó abierta y las opiniones que aún hoy sostienen al respecto los científicos que intervinieron en su estudio son contradictorias. Mientras Vidal Romaní defiende que esos restos tienen una antiguedad de 300 años y pertenecen a una época extremadamente fría de la historia de Europa conocida como la Pequeña Edad de Hielo, el forense Fernando Serrulla se inclina por un período mucho más reciente.
Serrulla Rech, director del Laboratorio de Antropología Forense del Instituto de Medicina Legal de Galicia, con sede en Verín, es actualmente el responsable de analizar los restos de los represaliados de la Guerra Civil que se están recuperando de fosas comunes. En el 92, cuando le fueron entregados los restos de Arcoia, concluyó que pertenecían a un hombre y una mujer, él de unos 35 años y ella de en torno a 18. "Los cráneos tenían fracturas muy amplias, y el de ella, en concreto, presentaba un orificio que podría ser un agujero de bala", recuerda el forense. "El varón podría haber fallecido como consecuencia de un traumatismo craneal, que produjo una fractura-hundimiento de la bóveda craneal, por la intervención de un objeto romo y contundente", concluía el informe publicado en el Boletín galego de mediciña legal e forense. La mujer "pudo fallecer como consecuencia de un disparo de arma de fuego", pero faltaban fragmentos que eran clave para confirmarlo: no se halló nunca la parte del cráneo en el que debería estar el orificio de salida.
Para datar la antigüedad de los huesos recogidos por Vidal Romaní en la cueva Arcoia, Serrulla envió "un par de molares" a Suecia, donde se les realizó la prueba del carbono 14. El acelerador de partículas del Laboratorio Svedberg de Uppsala determinó una edad aproximada de los restos de entre 50 y 150 años. El estudio que recogía todos estos resultados se publicó en 1995 firmado tanto por Serrulla como por el otro gran experto español en el análisis de restos de desaparecidos de la Guerra Civil, el profesor de Medicina Legal de la Universidad del País Vasco Francisco Etxeberría.
Aunque "los sistemas de datación por carbono 14 tienen amplios márgenes de error" en distancias de tiempo tan cortas, hoy Fernando Serrulla sigue defendiendo que "posiblemente los restos pertenecen a la Guerra Civil", aunque también son "compatibles con la Guerra Carlista". Ésta es también la opinión de los vecinos de O Courel, que sabían que la cueva había sido utilizada como enterramiento natural, o al menos conocían el rumor de la existencia de aquellas dos calaveras, y del resto de los huesos, años antes de que los cráneos fueran rescatados de la cueva por los investigadores. Los cuerpos de Arcoia eran "de roxos o de carlistas que andaban escondidos por las cuevas", se recuerda en Folgoso. Pero las guerras carlistas apenas tuvieron presencia en la comarca, y respecto a la Guerra Civil no existen más datos que los de aquellos represaliados que fueron enterrados en fosas.
El equipo de As vítimas, os nomes e as voces (el proyecto de investigación de la memoria histórica en Galicia en el que participan las tres universidades) no encontró referencia a ningún desaparecido aquellos años en el registro municipal de O Courel. Queda la posibilidad de que viniesen, escapados, de fuera. Una vez muertos, alguien los arrojó al vacío, en picado, por un agujero próximo a la cavidad de acceso a la cueva.
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