"Oímos los disparos, pero la orquesta siguió tocando"
Pasajeros del 'Melody' relatan el abordaje de piratas somalíes
Eran las 23.35 del sábado, hora local, cuando se produjeron los primeros disparos cerca del crucero Melody, con 991 pasajeros y 536 tripulantes a bordo. "Escuchábamos música y de repente oímos media docena de golpes. Pensamos que eran fuegos artificiales. Nos miramos extrañados. Incluso los músicos, pero siguieron tocando", relata David Cavenagh, periodista australiano del diario The Daily Telegraph, que disfruta de unas vacaciones a bordo.
Cuando el concierto finalizó y la gente (la mayoría jubilados) aplaudía, volvieron a oírse disparos. Esta vez eran ráfagas de metralleta, explica Cavenagh, quien relató la noticia para la web de su periódico durante el ataque, y añade: "Llegó una pasajera italiana gritando alteradísima: '¡Los piratas, son los piratas!". En ese momento, cundió el pánico. "La tripulación nos conminó a volver a los camarotes. Una bala entró por la ventana, rozando la cabeza de mi amigo John Wright, que ese día celebraba su 70 cumpleaños. Los cristales le produjeron heridas leves". En la estampida, algunos pasajeros tropezaron. Otros, en gesto más escénico que heroico, asegura La Stampa, tiraron tumbonas por la borda con la esperanza de alcanzar a los seis piratas que intentan abordarles.
"Les acribillamos a balazos, pero sólo tenía 10 hombres", dice el jefe atacante
El capitán, Ciro Pinto, sorrentino de 50 años y con 30 de navegación, se puso en seguida al mando. "Podíamos esperar alguna sorpresa navegando por esa zona, pero no en el punto donde nos encontrábamos", explicó Pinto. La ruta que seguía el buque estaba considerada segura. El Melody navegaba a casi 700 millas (más de 1.100 kilómetros) de la costa donde están los corsarios. Cavenagh revela que desde que el barco salió de Durban, ocho días antes, se hablaba de esta posibilidad.
"Cuando la lancha llegó a la altura del puente de mando, empezaron a disparar ráfagas muy seguidas", explicó Pinto, saludado hoy como el héroe de la aventura por los medios y la población de la costa de Nápoles, Sorrento y Salerno, origen de más de un centenar de marineros del Melody.
A Pinto le salvó su sangre fría. "Me precipité al puente de mando, donde está la caja fuerte con las pistolas. Las repartí entre el personal de seguridad, y movilicé a 50 marineros". El Melody viaja con una decena de guardias de seguridad muy especiales, entrenados por el Mossad, los servicios secretos israelíes. Algunos de ellos son antiguos agentes jubilados. "Los contratamos en Israel porque son los mejores", afirma Pierfrancesco Vago, consejero delegado de MSC, que organiza cruceros de lujo por todo el mundo.
Pinto dio la orden de apagar las luces. Hizo que el barco rolara y organizó el contraataque. "Ellos no lo sabían, pero nosotros, a oscuras, habíamos tomado posiciones. Abrimos una manguera de alta presión para inundarles la lancha, y dejamos caer agua por el casco para hacerlo más resbaladizo, porque habían sacado una escala y estaban subiendo".
En ese momento, sigue, "nuestros hombres empezaron a disparar y los piratas se detuvieron. Se alejaron y siguieron disparando durante 10 minutos, luego ya no los vimos más".
Desde Eyl, un pueblo costero de Somalia, situado a 800 kilómetros de la capital, Mogadiscio, llega también la versión de los piratas. "Desgraciadamente, por razones técnicas, no hemos podido hacernos con la nave", se lamenta el líder Mohamed Muse, en declaraciones a la agencia France Press.
"La captura de un barco tan grande habría representado una nueva era de la piratería, pero utilizaron una táctica inteligente y no pudimos subir a bordo", añadió. "Estábamos listos para capturarla, realmente les acribillamos a balazos, pero es un barco imponente y sólo contábamos con 10 hombres", se excusó. Ayer, el Melody navegaba hacia Aqaba (Jordania) escoltado por el buque español Marqués de la Ensenada, que acudió en su ayuda. Llegará el sábado. Pasajeros y tripulantes tendrán una buena aventura que contar a sus nietos.
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