Florián García Velasco, 'Grande', guerrillero antifranquista
El viernes, 17 de abril de 2009, sólo tres días después del aniversario de la constitución de la República, falleció a los 92 años Florián García, quien desde 1946 hasta 1952 fuera el jefe del 11º Sector de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA).
Florián nació en Aldealcorbo, provincia de Segovia, el 17 de diciembre de 1916. Sus paisanos le hicieron hace unos años un emotivo homenaje, que tanto le reconfortó. Toda su vida fue una dura, tenaz y consistente lucha por la libertad. Comenzó su andadura laboral en el gremio de hostelería desde 1931 hasta el comienzo de la Guerra Civil. En 1933 se afilió a las Juventudes Comunistas y en 1936 hizo su entrada en el PCE.
Durante la Guerra Civil perteneció a la 50ª Brigada Mixta y, más tarde, a la 5ª Brigada de Carabineros, alcanzando el grado de capitán. Al finalizar la guerra, le detuvieron en el puerto de Alicante y fue internado en un campo de concentración en el que permaneció 22 meses.
Lucha clandestina
En 1942, en tiempos de la feroz represión de la II Guerra Mundial, salió en libertad y se incorporó a la lucha clandestina en Madrid durante tres años, siendo responsable de la organización de los oficiales del Ejército Republicano que habían quedado en el interior y que formarían la resistencia a la dictadura. En 1944, el PCE le recomendó irse a Valencia, pues la policía seguía sus pasos. Allí desempeñó el cargo de secretario de propaganda del Comité Provincial del PCE. Poco después, en 1946, se incorporó a la guerrilla de Levante y Aragón. Fue Florián quien en 1952 consiguió, sin una sola pérdida, evacuar a todo su contingente hacia Francia. La AGLA había finalizado su cometido.
Franco reclamó su extradición en 1953, pero el Gobierno francés rechazó la petición, aunque procedió a expulsarlo del país. Checoslovaquia le ofreció asilo en 1954 y se instaló en Praga, trabajando como tornero en la fábrica Severoceska Armaturks hasta 1961 y como colaborador de la Delegación del CC del PCE en Praga hasta 1970, siendo ya miembro de la Federación Internacional de Resistentes. Hasta 1977 trabajó en el boletín semanal Informaciones y Documentación sobre España, de Ediciones Paz y Socialismo.
En 1978, tres años después de la muerte de Franco, regresó a España, cuando le concedieron el pasaporte. Los guerrilleros, aún considerados bandoleros, malhechores, bandidos y terroristas según la ley franquista de 1947 contra bandidaje y terrorismo, fueron los últimos en conseguirlo.
Su compañera, Remedios Montero, Celia, compañera en la AGLA del 5º Sector, recuperó el contacto con Florián en Praga, después de ocho años de cárcel. Decidieron unir sus vidas para siempre el 7 de noviembre de 1966. Ahora ella le ha acompañado hasta la despedida final.
Fue el presidente de la Asociación AGLA, en recuerdo de la agrupación en la que habían combatido al franquismo, hasta que por decisión propia le encomendó a Esperanza Martínez, Sole, compañera de Reme en la guerrilla, que ella asumiera el cargo de presidenta. Florián decía que él ya no se encontraba en condiciones.
Con Florián se va el guerrillero antifranquista que todos los gobiernos desde la muerte del dictador han pretendido ignorar. Florián no necesitaba reconocimiento moral, ése ya lo tenía; no necesitaba que el sistema democrático le otorgara un grado, ya era capitán con la República; no necesitaba una pensión de caridad por toda su larga lucha, ya tenía la de capitán. No necesitaba homenajes parlamentarios testimoniales, ya que tenía los que los ciudadanos le hacían sinceramente. Lo que Florián necesitaba ya no lo tendrá, se habrá ido de este mundo sin poder verlo. La equiparación del Ejército Guerrillero Antifranquista con el Ejército Republicano sigue siendo la gran deuda pendiente del sistema democrático con los últimos defensores de la República.
Los guerrilleros que aún sobreviven te saludan en tu último viaje, en nombre de todos ellos: ¡Salud, compañero!
Dolores Cabra, secretaria general del Archivo Guerra y Exilio (AGE).
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