_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Arquitectos y seísmos

A los arquitectos ciertamente nos incumbe contar con los seísmos, más o menos frecuentes y catastróficos según zonas, como contamos con los incendios y otras calamidades no siempre previsibles.

Pero no todo consiste en hacer invulnerables los edificios, cosa de todo punto inalcanzable: "La construcción más estable (dice Frei Otto, arquitecto famoso por sus espectaculares estructuras en Montreal y Múnich) es la que no existe o ya se ha derrumbado". Nada es tan sólido como las ruinas y ciertos sueños.

Del seísmo, el ingeniero y el arquitecto tenemos mucho que aprender a defendernos y defender a nuestros semejantes. La respuesta radical, la que primero acaso se nos viene a la cabeza, es el "refugio" o el búnker: en la guerra como en la guerra. Pero a nadie se le escapa que tales mazacotes son de suyo inhóspitos. En el otro polo de la cuestión está el chamizo, frágil y endeble, que se nos caerá encima a la primera embestida, pero sin consecuencias para nuestras vidas: el más efímero es, a pesar de todo y aunque bromear a su costa sea infame, el más seguro.

Queda una tercera vía, que yo, como profesional del asunto, recomendaría sinceramente a mis colegas: hace no muchos años, otra ciudad italiana sacudida por la catástrofe, Asís, nos dio esa lección. Una estructura flexible, con movilidad, capacidad de reajuste y reacomodo, aguanta mejor que otra rígida que se resiste a quebrar, pero cuando quiebra, sucumbe estrepitosamente. En la basílica del fundador franciscano, de todos sus tramos se hundió el más rígido, el menos tolerante, adjunto a la fachada masiva: los demás se movieron, pero siguieron en pie.

No hay edificio (salvo, que yo sepa, las pirámides, que son tumbas, y en su caso que me quiten lo bailado, no casas) inconmovible por una acción de violencia sobrehumana, sea de tierra, fuego, mar o aire.

Pero puede haberlos que capeen con suerte la sacudida: sepámoslo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_