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Moldavia acusa a Rumania de estar detrás de la revuelta de los jóvenes

Las protestas se canalizaron a través de las redes sociales de Facebook y Twitter

Pilar Bonet

El presidente moldavo, el comunista Vladímir Voronin, internacionalizó ayer la crisis política y los desmanes callejeros tras las elecciones legislativas del domingo, al culpar a Rumania de instigar los desórdenes, declarar persona no grata al embajador de Bucarest, Filipp Teodorescu, y fijar el visado obligatorio para los rumanos que viajan a Moldavia.

Las tensiones que el martes culminaron con el saqueo del Parlamento y la Presidencia continuaron anoche en una manifestación ante la sede del Gobierno, que continuará hoy. En un nuevo mensaje por Internet, los moldavos han sido convocados el viernes a la gran revolución contra los comunistas ante el Parlamento.

Según los datos definitivos anunciados ayer, los comunistas tienen 60 escaños (de un total de 101), por lo que no tienen la mayoría necesaria para elegir al presidente del Estado en solitario.

El presidente dice que la oposición trata de dar un golpe de Estado

Voronin advirtió ayer que las fuerzas de seguridad utilizarían a partir de ahora su derecho a la violencia para repeler las agresiones contra las instituciones del Estado. Los líderes de las tres formaciones de oposición clasificadas en las urnas, Vlad Filat, del Partido Liberal Democrático, Dorín Chirtoaca, del Partido Liberal, y Serafim Urechean, de Alianza Nuestra Moldavia, se reunieron ayer para concertar su actuación.

La gran dificultad para canalizar a la multitud y evitar la violencia es la falta de coordinación y la desconfianza mutua entre los tres protagonistas de la crisis: las autoridades comunistas, la nueva oposición parlamentaria y los jóvenes. Las autoridades insisten en el procedimiento legal habitual para investigar las irregularidades electorales. Filat afirmaba ayer que esto llevará a la repetición de los comicios e insistía en que debe completarse antes del reparto de escaños parlamentarios. Los jóvenes son un conjunto heterogéneo en el que hay estudiantes universitarios y de secundaria. No parece que haya un movimiento estudiantil global y estructurado que asuma responsabilidades, pero los inspiradores del mitin pacífico de la noche del lunes reunieron a representantes de 16 grupos que en la tarde del martes constituyeron la Coalición Popular Anticomunista 2009 y en nombre de esta entidad, "que no se identifica con ningún partido político", firmaron una declaración en la que exigen anular las elecciones, libertad de prensa y la liberación de los detenidos.

Los políticos miran con desconfianza a quienes dicen haber sacado a la calle a 15.000 personas (en lugar de las 300 previstas) con el único instrumento de los móviles y redes sociales como Facebook y Twitter. Mientras unos y otros eluden la responsabilidad por los desmanes del martes, crecen los incontrolados. "Me costó mucho evitar que asaltaran la televisión", dijo Filat. "Los partidos de la oposición no tenían ni micrófono", señalaba la periodista Natalia Morar, una de los seis convocantes del mitin del lunes. Guenadie Brega, otro de los jóvenes convocantes, está "refugiado en la Embajada de Rumania", según Morar. La fiscalía informó de la detención de 200 personas.

Voronin anunció sus medidas contra Rumania ante representantes del Gobierno y de instituciones académicas. Los ciudadanos de la UE viajan a Moldavia sin visado, y la introducción de este requerimiento para los rumanos puede alienar a la sociedad, ya que muchos moldavos tienen también el pasaporte rumano y se sienten culturalmente rumanos. El grueso del territorio de Moldavia está en Besarabia, una región que perteneció a Rumania. Bucarest ofreció la nacionalidad a los moldavos con raíces en Besarabia y recibió 800.000 solicitudes, lo que en gran parte responde a la oportunidad de acceder al mercado laboral de la UE. Fuentes cercanas al Gobierno calculan que puede haber 32.000 moldavos con nacionalidad rumana.

Refiriéndose a las medidas contra Rumania, Voronin dijo que se trataba de "un paso político para que los rumanos entiendan que nosotros tenemos nuestro Estado independiente, la República de Moldavia, y que no metan la nariz en nuestros asuntos". "Nuestra paciencia tiene un límite", dijo el presidente, quien acusó a la oposición de intentar un golpe de Estado y tener una actitud "antiestatal". Voronin expresaba en esencia sus dificultades para que su país, surgido del desmoronamiento de la URSS, cristalice como Estado por sí mismo ante un vecino que influye poderosamente en la forma de identificarse de los jóvenes. De ahí, sus reproches a las autoridades académicas por la educación de los estudiantes.

Los manifestantes protestan en las calles de Chisinau, capital de Moldavia.
Los manifestantes protestan en las calles de Chisinau, capital de Moldavia.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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