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Moldavia vota para acercarse a la UE

Tres partidos proeuropeos intentan desbancar del poder a los comunistas

Pilar Bonet

Moldavia, uno de los países más pobres de Europa y aquejado por un conflicto secesionista desde su nacimiento como Estado en 1991, convocó ayer a las urnas a 2,6 millones de personas. Los moldavos están más preocupados por las dificultades económicas y la corrupción que por la geoestrategia. Sin embargo, estas elecciones legislativas son importantes para el futuro en la frontera oriental de la Unión Europea y del Transdniéster, una zona industrial en la ribera del Dniéster poblada por una mayoría rusohablante, que se autoproclamó independiente al desintegrarse la Unión Soviética y que subsiste con la ayuda de Rusia.

El eurocomunista Vladímir Voronin abandonará la presidencia de Moldavia que ocupa desde 2001, ya que la Constitución no le permite un tercer mandato, y su sucesor será elegido por el nuevo Parlamento. Sobre el telón de fondo de las inquietudes y bazas rusas en la región, la principal intriga es si los comunistas, que se llevan bien con Moscú, tendrán la mayoría para seguir liderando o si serán desbancados por los partidos que se declaran prestos a formar una coalición con un ritmo proeuropeo más intenso, que tienen más afinidad con Rumania y que se orientan a un eventual ingreso en la OTAN. Esto último requeriría enmendar la Constitución, que proclama la neutralidad de Moldavia. Los sondeos a pie de urna indican que tres fuerzas políticas podrían formar esa coalición anticomunista.

En una operación de imagen y antes de la cumbre del G-20 en Londres, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, convocó a Voronin y al líder del Transdniéster, Ígor Smirnov, a Moscú para firmar una declaración según la cual, cuando el conflicto se regule, las tropas rusas estacionadas en la zona podrían reemplazarse por un contingente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Pero las elecciones moldavas causan tensión en el Transdniéster. Las lindes entre el territorio controlado por Chisinau y por Tiraspol siguen el curso del Dniéster, pero no del todo. Algunas localidades en la ribera del Transdniéster se someten a Moldavia y otras, en la ribera contraria, a los separatistas. Moldavia destinó 14.500 boletines electorales a residentes en el Transdniéster y abrió 11 colegios en esta ribera. Los separatistas confiscaron la matrícula de un autobús que se dirigía al pueblo de Dorotscaia, sede de uno de esos colegios, y obstaculizaron el tránsito de los coches que llevaban a gente a votar.

La relación de los eurocomunistas moldavos con el Kremlin ha sido complicada. Moscú acogió muy bien a Voronin en 2001, pero lo castigó después por rechazar en 2003 el plan que hubiera legitimado durante décadas la presencia de las tropas en la zona separatista. Tras un duro embargo comercial (ya superado) a sus exportaciones de vino a Rusia, Moldavia ha reorientado su comercio hacia Occidente.

Voronin ha trabajado por consolidar su Estado también frente a Rumania, que en 2007 invitó a los moldavos a adquirir la ciudadanía rumana y recibió 800.000 solicitudes. "Bucarest, de forma imperial, pretende ser la única puerta por la que Moldavia se incorpore a la UE, pero nosotros queremos negociar directamente con Bruselas", señalan medios gubernamentales.

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Observadores internacionales supervisan las listas en un colegio electoral del centro de Chisinau.
Observadores internacionales supervisan las listas en un colegio electoral del centro de Chisinau.EFE

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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