La productividad se ralentiza en Lakua
Funcionarios analizan la situación ante el relevo en el poder
Por vez primera en 29 años, ya existen pocas dudas de que el PNV no estará en el próximo Gobierno vasco y la perspectiva del cambio también se atisba en la sede de Lakua, donde se ubica la estructura administrativa. Desde el 2 de marzo, el Ejecutivo está en funciones, como ha sucedido antes en ocho ocasiones desde 1980. Pero, según los testimonios recabados por EL PAÍS entre funcionarios de distintos departamentos, este periodo de espera que suele durar dos o tres meses está siendo diferente: la productividad en líneas generales ha bajado y se han acelerado los trámites en ayudas o concursos para contratar personal al saberse que no habrá continuidad en la administración.
Ahí está la selección de personal que pondrá en marcha el Instituto Vasco de Finanzas (el llamado banco público vasco) o la creación de una decena de puestos por parte de la consejera de Cultura en el Instituto Etxepare, depués de dos años de parón. O, en cuestiones más políticas, la aprobación de la partida de ayudas a los familiares de presos de ETA y, el mes pasado, el decreto del Departamento de Educación que fijó el euskera como lengua principal del Bachillerato.
"Han comprado destructoras de papel. Nunca lo había visto"
El trabajo ha bajado porque los altos cargos "no arrean", dice otro empleado
Los funcionarios detectan un generalizado "nerviosismo" en los altos cargos que tendrá que dejar sus puestos con toda probabilidad y, en algunos departamentos, el gran incremento en la destrucción de documentación, algo que no había ocurrido con tal intensidad en ninguna de las ocho transiciones anteriores de gobierno, según aseguran. Estos son los testimonios recogidos en cuatro áreas del Ejecutivo autónomo.
- Departamento de Vicepresidencia. "Sí se ha bajado el ritmo de producción", comenta un veterano funcionario de este área, quien señala que ha habido casos de reuniones internas a las que ni siquiera ha acudido el responsable. "No hay decretos ni ninguna actuación que supere el corto plazo. Cualquier asunto conflictivo se deja".
Los empleados han observado también una mayor relajación en los altos cargos, "Es evidente que ha bajado el pistón de la producción. Sobre todo se nota en que hay muchas menos reuniones". No obstante, muchos de los responsables son funcionarios que no van a perder su puesto de trabajo. Incluso, debido a su actual función, van a acceder a una alta remuneración, el nivel 29, por encima del 28, el máximo estipulado para un funcionario, aseguran las fuentes consultadas.
"La baja productividad en niveles técnicos también se ha producido en otros cambios de gobierno. Pero lo que nunca ha pasado es el tiempo dedicado a la destrucción de documentos. Aquí se han comprado trituradoras de papel y están funcionando a tope", resalta.
El nerviosismo entre los altos cargos de este departamento que perderán su puesto "es relativo". "Lo han asumido rápidamente. Por lo menos, externamente, lo aceptaron al de unos días de las elecciones. Pero también hay gente ofendidísima, aunque son los menos, que consideran que tienen su puesto patrimonializado y protagonizan gestos y palabras soeces".
- Departamento de Agricultura, Pesca y Alimentación. "El trabajo que se realiza es de mantenimiento. Lo único que se acelera son los asuntos de subvenciones, aunque también algunas muy concretas", señala un funcionario que lleva en la administración vasca más de 20 años.
Coincide en que el rendimiento ha disminuido, fundamentalmente porque "los viceconsejeros y los directores no arrean, al estar más preocupados de buscar sus salidas particulares". Este empleado público afirma que nunca había visto esta situación, "ni siquiera en los años 80, cuando se produjo el primer pacto entre el PNV y el PSE". En cuanto a los altos cargos, asegura que están "totalmente relajados". "Se preocupan más de la destrucción de papeles, aunque no porque estén tapando algún escándalo. Pero es algo generalizado. Estos días se suceden las colas en la destructora central que tenemos en Lakua. Esto sí que es mucho más fuerte que en otras transiciones de gobierno", precisa.
Sobre el ambiente en el departamento, asegura que tras el 1-M hubo una fase de "crispación y cabreo", a la que luego ha seguido "el sálvase quien pueda". "Sobre todo, [los cargos de confianza] intentan buscar un acomodo en las diputaciones, especialmente en la de Vizcaya".
- Departamento de Industria, Comercio y Turismo. "Aquí no hemos notado ningún cambio, porque es un departamento en que está todo vendido una vez que se aprueban los presupuestos. Con ello, está todo marcado. No hay margen a demasiada arbitrariedad una vez de que se disponen de las partidas para el ejercicio", señala uno de sus empleados.
A diferencia de otros casos, el trabajo es similar. "No hay relajo. Se están intentando terminar todo lo que se puede. Va rápido lo que interesa a los jefes y más lento lo que estiman que es menos importante. Pero las decisiones se siguen tomando".
En esta área, los funcionarios también detectan nerviosismo entre los altos cargos, especialmente los que no tienen plaza de funcionario y están abocados a perder su trabajo.
- Departamento de Sanidad. Un empleado de esta área asegura que el trabajo diario "no ha cambiado mucho" en este periodo. "El trabajo rutinario sigue saliendo igual". En cuanto a los superiores, hay opiniones diversas. "Mi jefe no ha cambiado mucho, porque nunca ha sido un artista trabajando", ironiza. Lo que sí ha apreciado, una opinión coincidente con otros departamentos, es que los altos cargos se muestran más amables. "Te saluda y te hacen bromas, cuando antes no te hacían caso".
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