Pensar en rosa y en pantera

La Pantera Rosa se puede definir como un gentleman británico mudo -aunque excepcionalmente en alguna ocasión sus directores la han hecho hablar-, elegante, de formas humanas, metódica y cómica. Sus absurdas aventuras, llenas de un humor sano e inteligente, son un retrato de las acciones cotidianas de los humanos. Para muchos, la cuarentona pantera de andares felinos recuerda al cine de Charles Chaplin y a su famoso Charlot. Ahora llega al gran público de la mano de EL PAÍS. Mañana podrá conseguir por un euro el primer DVD de la colección de este peculiar personaje del mundo animado al que el periódico le dedica una colección. El resto de entregas, los siguientes domingos, al mismo precio.

El éxito del célebre animal (fue creada por el dibujante Friz Freleng en 1963 para acompañar los rótulos de la película del mismo nombre) radica, según Manuel Sirgo, fundador de la empresa 12 Pingüinos y ganador de un Goya en la categoría de animación, en contar con un diseño muy bueno, sencillo y con mucha personalidad. "Si hubiese un truco para dar con una animación con tanto reconocimiento como el de la pantera, todos lo haríamos. Yo creo que ni su autor imaginó que su pantera estaría hoy tan viva", señala. Para él, la genialidad del personaje está en que la pantera está representada con cuatro líneas, cuenta con unos excelentes gags de un humor muy occidental y hasta la música le acompaña. Tras el éxito de su primera aparición, la pantera fue protagonista de The Pink Phink, un trabajo que se llevó el Oscar en 1964 como mejor cortometraje. Henry Manzini, el creador de la melodía, fue también nominado al galardón hollywoodiense, y aunque no se lo llevó, su música quedó para siempre asociada al felino rosa.

Manuel Cristóbal, productor de Perro Verde Films, y experto en animación, cree que a pesar de lo absurdo que puede resultar una pantera como la que dibujó Freleng, su aceptación pasa porque al final "todos somos un poco pantera". Para él, el éxito se fundamenta en que las historias se basan en un humor muy visual, con clase y una forma de contar que fluye muy bien. Cristóbal considera que el hecho de que sea un dibujo plano no envejece al animal, ya que su genialidad no está en un diseño en dos o tres dimensiones, sino en su ingenio y en ser único y reconocible.